El nódulo tiroideo es una de las principales causas de cáncer de tiroides, pero se presenta un caso por cada diez personas, lo que significa que la mayor parte de los nódulos son benignos; sin embargo, es necesario hacer un análisis para descartar la presencia de esta neoplasia.
Una de las formas más comunes de conocer si un nódulo es canceroso es mediante una punción aspirativa, la cual consiste en insertar una aguja muy fina en el nódulo para obtener una muestra que se analizará en el microscopio complementado con algunos análisis de sangre en donde se mide el nivel de la hormona tiroidea en el cuerpo.
Cabe destacar que los tipos papilar y folicular son los cánceres tiroideos más frecuentes, constituyendo el 90% de los tumores por esta causa. Estos se conocen a menudo como “diferenciados” o “bien diferenciados”, debido a que se asemejan y se comportan como células tiroideas normales.
Causas
Frecuentemente los científicos no pueden determinar con exactitud la causa del cáncer de tiroides en un paciente. Aunque puede presentarse en cualquier persona, existen algunos factores de alto riesgo que han sido vinculados a la enfermedad, entre los que se encuentran:
-Si la glándula de tiroides ha sido expuesta a radiaciones, posiblemente luego de una radioterapia en cabeza, cuello, o tórax durante la niñez.
-Se puede padecer si la radiación fue utilizada con más frecuencia antes de 1960 para reducir amígdalas crecidas o adenoides, y para tratar problemas de la piel, tales como el acné.
-Es importante saber si el tipo de radiación que se recibe en los diagnósticos con rayos x no ha sido relacionada con una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de tiroides.
Diagnóstico
Una de las formas más comunes para confirmar si el nódulo es canceroso, es por medio de una punción aspirativa con aguja fina que se inserta directamente en el nódulo para sacar una muestra. El material adquirido se analiza bajo el microscopio. Por lo general e procedimiento es rápido, seguro y no causa mucho malestar.
Tratamiento
Si se detecta cáncer de tiroides, el tratamiento inicial consiste en la extirpación quirúrgica de la glándula tiroides (tiroidectomía) y en la ablación de los remanentes con yodo radioactivo; posteriormente, se requiere un control a largo plazo y revisiones periódicas.
Sin embargo, durante estos periodos de evaluación, los pacientes deben suspender la terapia tiroidea, lo cual ocasiona hipotiroidismo agudo (deficiencia de hormonas tiroideas), el cual ocasiona trastornos cardiovasculares como hipertensión arterial e insuficiencia cardiaca. Para evitar el desarrollo de estos padecimientos, se requieren tratamientos que contienen hormonas estimulantes de tiroides (TSH). Por lo tanto, el uso de esta hormona será benéfico y mejorará notablemente la calidad de vida del paciente.