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Rubén López Revilla, profesor titular del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, afirmó que nuestro país no cuenta con programas eficientes en materia de prevención y tratamiento del cáncer cervicouterino (CaCu). Esto luego de que el CaCu, o también llamado cáncer de la matriz o del cuello del útero, ocupa el segundo lugar de causa de muerte entre las mujeres de México.
El cáncer cervicouternio se debe a una proliferación descontrolada de las células que recubren el cuello del útero (cérvix). Esta proliferación avanza durante varios años, sin mostrar ninguna sintomatología que dé cuenta de su presencia, aunque interiormente pueden surgir crecimientos anormales o tumores que pueden invadir tejidos u órganos distantes.
Cada año el número de mujeres diagnosticadas con este mal va en aumento. El número de féminas que fallece por este tipo de cáncer oscila entre 250 mil a nivel mundial, mientras que a nivel nacional la cantidad de decesos anuales registrados es de aproximadamente 4 mil mujeres.
El diagnóstico de este tipo de cáncer se basa en los cambios microscópicos de las células de los tumores identificados en sus fragmentos o biopsias, previamente obtenidas por medio de una extirpación quirúrgica, parcial o total, de los tumores.
Hasta el momento no se sabe cual o cuales son las causas exactas del cáncer cervicouterino, pero existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecer esta enfermedad. Uno de ellos es el inicio temprano de la vida sexual, y otro se atribuye al número de parejas sexuales. El hecho de realizar una u otra actividad no quiere decir que se desarrollará CaCu, pero sí incrementa su incidencia, siempre y cuando no existan medidas de protección durante el acto sexual.
Para prevenir el cáncer de la matriz, es necesario que toda mujer mayor de 25 años o que ya haya iniciado su vida sexual, sin importar su edad, acuda a una institución médica y se realice un examen denominado citología cervical, mejor conocida como Papanicolaou. Este estudio consta del análisis de una muestra tomada al raspar suavemente el cuello uterino, con el fin de recoger células y observarlas a través de un microscopio para así determinar cambios o alteraciones en la anatomía y fisiología de las células. Dicho examen no causa ningún dolor y es gratuito en dependencias de salud públicas.
