Ser perfectos, exitosos y felices, son sólo algunos de los que surgen en nuestra mente. El perfeccionista dentro de cada uno de nosotros lo quiere todo y lo quiere ya. Para éste nunca nada parece ser suficiente. Sin embargo a esta voz interna se le olvida algo clave: el errar, el tener defectos y el entristecernos.
Cometer errores es lo que nos hace humanos, y el querer siempre querer mejorar es parte de nuestra naturaleza humana. Si desde un principio ya hubiéramos alcanzado todas estas metas, habría poco a que aspirar.
En Fundación Dove® para el Autoestima queremos hablarte en esta ocasión de lo importante que es estar satisfecho con lograr lo mejor posible. Muchas veces tratamos de hacer más de lo que está dentro de nuestro alcance, provocando un sentimiento de fracaso y de no estar haciendo lo suficiente. El dar tu máximo esfuerzo, aunque a veces no alcances la meta final o ideal, te ayudará a obtener un sentido de satisfacción que remplazará aquel de frustración. Esto te ayudará a sentirte con más energía, más enfocado y más motivado.
Hay que recordar que en diferentes etapas de nuestra vida las prioridades y los alcances que tenemos cambian. En tu mundo perfecto te encantaría realizar ejercicio de manera diaria por una hora, trabajar más de ocho horas para sobresalir en tu trabajo, tener una vida social activa, tener novio(a), o estar casado(a), tener hijos, y al mismo tiempo hacer un poco de lectura por las noches. Hay tantas cosas que queremos lograr y experimentar, pero no todo tiene que ser bajo un estándar de perfección. Nos debemos enfocar en mejorar poco a poco para llegar a nuestra meta y también dar prioridades a las cosas que más importancia tiene para nosotros mismos.
Deja a un lado a ese lado perfeccionista de tu persona y analiza tus expectativas. Al explorar tus necesidades, prioridades e intereses descubrirás una nueva perspectiva de tu persona y de la forma en que quieres vivir tu vida. Hay pequeños ejercicios que puedes realizar para lograr esto y a continuación te compartimos algunos:
1. Define las áreas de tu vida y las actividades dentro de las mismas que quieres realizar. Fija una meta pequeña y prueba como se ajusta a tus actividades. Poco a poco y si es posible ve aumentando esto. Por ejemplo: Tu meta puede ser ver a tus amigos mínimo una vez por semana. Si sientes que puedes/tienes disponibilidad de tiempo esto puede aumentar a dos veces por semana.
2. Se realista con tus expectativas. No trates de hacer todo y de manera perfecta. Esto te desgastará y frustrará. Da lo mejor que puedas en cada una de tus actividades pero siempre pon en primer lugar tu bienestar personal.
3.Ve tus logros, tus avances y reconócelos, en lugar de ver lo que NO has logrado. Incluso realiza una lista de todo lo que has alcanzado hasta ahora, y de lo que te gustaría cambiar (y que depende de ti).
Finalmente recuerda que tú eres dueño de tu tiempo y de tu felicidad. El cómo vives tus días se refleja en cómo vives tu vida. Disfruta el día a día, y mira hacia delante. De nada sirve ser perfecto si esto limita u obstaculiza tu felicidad.
“El reto no es solamente perseguir la perfección, sino hacerlo sin destrozar el resto de tu vida.” Terry Orlick (figura de prestigio internacional en Psicología del deporte. Ha ayudado a una gran cantidad de deportistas olímpicos a dar lo mejor de sí mismos y alcanzar las metas más ambiciosas).