Malformaciones en el útero

Cerca del 50% de los embarazos se pierden antes de la semana 20 de gestación, muchas veces sin que la mujer sepa que está encinta; la causa principal: abortos espontáneos por malformaciones en el útero. ¿Qué puede hacerse?

El útero o matriz tiene la forma de un triángulo invertido y en una mujer cuyo desarrollo ha sido normal alcanza un tamaño aproximado de 6 centímetros antes de su primer embarazo, y conforme se presenten más gestaciones se incrementará unos cuanto milímetros. Esta estructura está formada por tres capas: la interna que lo recubre se llama endometrio, en ella se anidan los óvulos que llegan a ser fecundados, y si no sucede esto se desprenderá durante la menstruación; la capa media se compone de músculo liso y es la que genera las contracciones durante el parto, y la más externa es una membrana serosa (provista de fluido transparente).

Cualquier anomalía en alguna de estas estructuras complicará un embarazo, e incluso puede llegar a interrumpirlo en las primeras semanas de la gestación. Cuando lo anterior se presenta a lo largo del primer trimestre se denomina aborto espontáneo, siendo la causa más común malformaciones en el útero con las que nace la madre.

Sucede en ocasiones que desde la gestación del feto en el vientre materno los genitales femeninos internos no se desarrollen de manera adecuada, pudiendo provocar que ni siquiera se forme la cavidad uterina. Este hecho recibe el nombre útero rudimentario, y de llegarse a concretar un embarazo en éste puede ser tan peligroso como uno desarrollado fuera de la matriz (ectópico), ya que las estructuras del órgano pueden romperse con el crecimiento del feto, lo cual eleva el riesgo de que sea abortado irremediablemente.

Por otra parte, si el desarrollo uterino se detiene inmediatamente después del nacimiento se habla de útero fetal, el cual medirá no más de 4 centímetros cuando alcance su tamaño máximo, además de que sus paredes musculares serán demasiado delgadas ( uterus membranaceus ); de igual forma, las posibilidades de que un embarazo se interrumpa son muy altas.

Ahora bien, cuando el crecimiento del útero se detiene en la infancia se denomina infantil, y apenas llegará a medir 5 centímetros, de los cuales 3 pertenecen al cuerpo y 2 al cuello.

Como hemos visto, un útero malformado interfiere con la fertilidad femenina, pero lo hará también en su funcionamiento sexual, en la normalidad del ciclo menstrual (si las estructuras internas no logran desprenderse en la forma en que debe llevarse a cabo durante la menstruación, se acumulará sangre de desecho), así como aumentará el riesgo de endometriosis, enfermedad en la cual el tejido que recubre al útero crece hacia otras partes de la cavidad pélvica.

Lamentablemente, las malformaciones a las que nos hemos referido no son las únicas que reconoce la ginecología (especialidad médica en salud de la mujer), la cual también identifica como problemas cuando el útero adquiere las siguientes características:

•Tabicado. También llamado septado, es la anomalía más frecuente y se refiere a la incorrecta fusión de las paredes uterinas durante el desarrollo embrionario, lo cual hace que aparezca un tabique (septo) longitudinal en la cavidad uterina; contrariamente a lo que sucede en otras imperfecciones, en este caso la posibilidad de un embarazo exitoso son altas (75%).

•Bicorne o doble. Se presenta cuando el septo ó tabique divide a la cavidad uterina en dos partes, el cual se denomina completo cuando llega al cuello o cérvix (útero bicorne bicollis) o se interrumpe antes de éste (útero bicorne unicollis con septo). El tamaño del tabique determinará los posibles problemas para la gestación, así como las posibilidades de aborto o parto prematuro.

•Curvado. La matriz tiene ligera depresión en su parte superior debido a una fusión incompleta, la cual le da forma de corazón.

•Arcuato. El útero presenta una depresión cóncava en su fondo, que no llega a dividir al cuello en dos.

•En forma de T. El útero no tiene la apariencia usual de pera, sino de T. Es más común en hijas de mujeres que han tomado medicamentos para prevenir abortos, por lo regular estrógenos sintéticos.

•Síndrome de Asherman. En las paredes uterinas se forman cicatrices, generalmente como resultado de excesivo raspado durante un legrado o aborto inducido, lo cual impide que el embrión se implante como lo haría forma natural y busca hacerlo en cuello uterino o trompas de Falopio (embarazo ectópico), pudiendo llegar a expulsar al producto.

Debemos dejar claro que si bien casi todas estas malformaciones están presentes desde el nacimiento, quizá no se hagan evidentes nunca o bien cuando la mujer se dispone a ser madre. También es importante hacer mención que, aunque sería caso extraordinario, una mujer puede nacer sin aparato reproductor.

Se debe sospechar de anomalías uterinas congénitas en las pacientes con antecedentes de aborto y partos prematuros, pero también quienes manifiestan:

•Ausencia de menstruación (amenorrea).

•Dolor considerable en la menstruación (dismenorrea).

•Menstruación abundante (menorragia).

•Inflamación abdominal durante la menstruación.

•Dolor al tener relaciones sexuales (dispaurenia).

Igualmente debe ponerse atención en quienes han sufrido complicaciones en el parto, por ejemplo, si éste es prolongado, o bien si el bebé tiene dificultades para nacer por venir atravesado o de nalgas.

Ante la sospecha de anomalías en el útero, el especialista puede realizar tacto vaginal combinando con palpación abdominal, y para confirmar su diagnóstico puede llevara a cabo una o varias de las siguientes pruebas:

•Especuloscopía. Empleando sofisticado espejo que se introduce vía vaginal (espéculo) se puede descubrir la presencia de tabique uterino o de doble cérvix.

•Ultrasonido (también llamado ecografía). Sobre el vientre se desliza un aparato llamado transductor (similar al mouse de la computadora), el cual emite frecuencia de sonido que al chocar con un órgano sólido proporciona una imagen que se aprecia en el monitor de una computadora.

•Resonancia magnética. Sofisticado equipo que emplea ondas magnéticas para crear imágenes tridimensionales de todo el aparato reproductor femenino, o de cada uno de sus órganos si fuera necesario, para ser analizadas a través de un equipo de cómputo.

•Tomografía axial computarizada. Mediante el uso de ondas ultrasónicas se crean imágenes (especie de radiografías) de cortes transversales de los órganos reproductores femeninos, las cuales son registradas por una computadora.

•Laparoscopía. Sirve para inspeccionar el aparato genital interno. Posterior a anestesia general se realiza una incisión en el ombligo y otra en la parte baja del abdomen, posteriormente, se inyecta dióxido de carbono en la zona para que se extienda y sea posible apartar el intestino. El laparoscopio (aparato delgado provisto de diminuta cámara) se introduce a través del primer corte, y en el segundo se coloca una sonda, lo que permite al médico observar la cavidad uterina a través de un monitor.

•Histerosalpingografía. Radiografía del aparato genital femenino; se realiza con la vejiga vacía, después de finalizada la menstruación y antes de la ovulación. Se inyecta una sustancia visible a los rayos X, vía vaginal, hasta cubrir el cuello del útero y las trompas de Falopio, a fin de detectar tejido uterino cicatricial o anomalías en la cavidad uterina; la prueba no requiere anestesia.

•Histeroscopía. Consiste en introducir un instrumento óptico (por lo regular fibra óptica) y cánula (tubo de material especial) por vía vaginal para examinar la matriz y determinar la presencia de septo o fibromas (tejido en la pared del útero). Pese a que generalmente se realiza bajo anestesia general o local, luego del procedimiento las pacientes experimentan malestar que cede con medicación. Al retirar el histeroscopio se toma una muestra (biopsia) del endometrio para conocer si también presenta anomalías.

En los casos en los que se confirma la presencia de septos, el ginecólogo puede eliminarlos empleando rayo láser, en una intervención quirúrgica denominada metroplastia, la cual es igualmente eficaz si hubiera tumores benignos en la cavidad uterina.

No obstante, hay casos en los que el daño es irreparable y para evitar más molestos síntomas se decide retirar el útero, procedimiento que recibe el nombre histerectomía, el cual puede llevarse a cabo de las siguientes formas:

•Supracervical. Extracción del cuerpo del útero sin afectar el cuello.

•Radical. Consiste en quitar útero, cérvix y parte superior de la vagina.

•Con ooforectomía bilateral. Extirpación de matriz junto con uno o ambos ovarios y, en ocasiones, las trompas de Falopio.

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Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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