Las principales razones por las que una mujer se somete a cirugía de reducción de busto son estéticas, pero habrá ocasiones en las se recurra a esta intervención por problemas salud. El tema es interesante, e incluso es del interés de los varones.
Si usted es hombre, muy posiblemente reconozca que los senos son una de las partes de la anatomía femenina que le resulta más sensual y erótica, y que en alguna ocasión ha estado cerca de sufrir un accidente por haber visto una mujer voluptuosa caminando por la calle.
No obstante, tal vez nunca se ha detenido a pensar que hay féminas que involuntariamente han visto desarrollar sus senos en proporciones que rebasan lo normal y ello les ha traído grandes malestares, como no dormir bien, dolores en las mismas glándulas y en cuello, hombros y espalda; asimismo, a quien tiene estas características le resulta complicado llevar a cabo algunas actividades, y no menos difícil le es superar el impacto psicológico que representa ser el centro de atención permanentemente o tener que usar enormes prendas que encubran lo que no quiere mostrar.
Ahora bien, el problema no es únicamente femenino e, incluso, el crecimiento excesivo de los senos varoniles es algo bastante común (se calcula que entre 40% y 60% de los hombres lo han experimentado en algún momento de su vida). Esta anomalía se denomina ginecomastia, y se debe al aumento en la cantidad de hormonas femeninas (estrógenos) o disminución de las masculinas (testosterona); es así que no es raro que se presente en ciertas etapas, como infancia, adolescencia y vejez, siendo que las dos primeras pueden normalizarse por sí solas.
La ginecomastia se asocia en ocasiones al consumo de esteroides anabólicos o drogas, así como a cáncer de pezón (enfermedad de Paget), pulmón o testículos, padecimientos del hígado, así como a alteraciones en la glándula pituitaria, la cual se ubica en el cerebro y controla la secreción de diversas hormonas (del crecimiento, estimulante de la tiroides o prolactina, por ejemplo).
No está de sobra recordar que, en ambos sexos, el aumento en los tejidos mamarios va estrechamente relacionado con sobrepeso u obesidad, pues es importante puntualizar que los senos no contienen músculo, sino que están formados en alto porcentaje por grasa, la cual al llegar a una cantidad superior a la normal tiende a producir flacidez y pérdida de firmeza.
El crecimiento excesivo de la mama se conoce médicamente como hipertrofia mamaria o macromastia, y el responsable de la intervención para reducir su tamaño es el cirujano plástico, quien como primer paso pedirá una radiografía de la glándula (mastografía) para conocer su condición general, y descartar la presencia de tumores o quistes (pequeñísimas bolsitas en cuyo interior hay líquido).
Aun cuando el hombre puede ser intervenido a cualquier edad, en la mujer se pide que tenga 18 años, pues a esa edad se puede considerar que el busto ha logrado su desarrollo máximo. Cuando el (la) paciente tiene sobrepeso, se le pedirá adelgazar unos cuantos kilos, sino el resultado puede no ser el esperado.
Si la presencia de tejido graso en el seno no es excesiva (como en alto porcentaje de ginecomastias), el especialista puede corregirlo fácilmente con solo hacer una lipoplastía (liposucción), la cual consiste en pequeña incisión (de menos de 1 cm.) en áreas no visibles; con la ayuda de una cánula hueca unida a una bomba de vacío se rompe la grasa y se aspira; durante el procedimiento habrá sensación de vibración, pero no dolor.
Ahora bien, cuando las dimensiones son mayores (siempre en senos femeninos) deben contemplarse diversos aspectos: estética, sensibilidad de los pechos, así como la capacidad de amamantar; es así que los cirujanos plásticos han desarrollado técnicas que no descuidan ninguno de los detalles anteriores.
La intervención, de aproximadamente 3 horas de duración, requiere anestesia general en la mayoría de los casos, aunque no faltará quien la prefiera localmente. Por lo regular el cirujano programará varias incisiones, incluyendo una circular alrededor de la areola, una más vertical debajo de ésta y una horizontal a nivel del surco de la mama en forma de T invertida. A través de los cortes se quitará el exceso de grasa y piel, en tanto que tejido mamario, pezón y areola restantes se reacomodan; estos dos últimos (en caso de mamas extremadamente grandes o gigantomastia) se transplantan, es decir, se separan de su sitio para colocarlos en su nueva posición, sin que el pezón pierda sensibilidad y capacidad de lactancia.
Tras la operación, la paciente permanece una noche internada en la clínica u hospital, teniendo tubos de drenaje en el busto que permitan la salida de sangre residual. Ya en casa, con vendaje acolchonado y cómodo, debe mantener reposo durante la primera semana, en la cual realizará ligeros movimientos con los brazos; los puntos de sutura se retiran a los 12 días y se pide el uso de una prenda especial de licra (especie de brassiere) durante seis semanas; las cicatrices son muy discretas y disminuyen con el tiempo, siendo casi imperceptibles en unos cuantos meses.
Finalmente, se sugiere no exponer las cicatrices a la luz solar al menos durante seis meses, pues la piel podría experimentar cambios permanentes en su pigmentación, es decir, se oscurecería.
El resultado son mamas firmes, de tamaño y forma normales, incluso vale la pena agregar que la cirugía de reducción de busto es, estadísticamente, la que más pacientes satisfechos produce. Sin embargo, es importante ser realista en sus expectativas sobre la intervención, por ejemplo, se ha comprobado que los problemas de cicatrización son más frecuentes en las fumadoras o en quien padece sobrepeso, de manera que quien contempla ponerse en manos del cirujano plástico debe programar cambio de hábitos desde varios meses antes.
No obstante, debemos ser enfáticos en lo importante que es asesorarse con un profesional en cirugía plástica, ya que hoy día hay sinfín de charlatanes que ofrecen este tipo de servicios sin tener los conocimientos necesarios y ponen en riesgo la vida de quien confía en ellos. Es así que le sugerimos que desde la primera consulta indague sobre la trayectoria profesional de quien la intervendrá, y no se quede con ninguna duda sobre el procedimiento a seguir.
Por último, cabe mencionar que los buenos resultados que generalmente arroja la intervención quirúrgica motiva a muchas pacientes a bajar de peso, recuperando con ello la autoestima pérdida y la intención de iniciar nuevas actividades y de cambiar su estilo de vida.
Ahora que usted sabe por qué es importante que tanto hombres como mujeres conozcan todo lo que rodea a una cirugía para reducir busto.