¿Qué es el petting?

Con este nombre se conoce a todo tipo de juegos sexuales (caricias, besos, abrazos, miradas o masturbación) sin que haya penetración, lo cual no quiere decir que esté alejado del orgasmo. El término es nuevo, y la limitación sólo está en la imaginación.

Para algunos se trata de un juego, de enorme excitación sexual, que antecede a la culminación del encuentro amoroso, es decir, el coito, y con ello el orgasmo. Pero para muchos otros es algo distinto, donde se ponen a prueba imaginación y deseo que pueden llevar a la pareja a estados tan gratificantes como la penetración, o más.

En el petting se pueden utilizar manos, boca, lengua o cualquier otra parte del cuerpo que se desee sea participe del contacto físico mediante roces, besos, caricias o lo que la creatividad permita. En nuestros días significa para muchos jóvenes la práctica del sexo que no culminará en un embarazo no deseado, principalmente cuando no se tienen a la mano métodos anticonceptivos o no se quiere recurrir a ellos. Otras razones pueden ser miedo a contraer alguna infección o el deseo de conservar el himen intacto hasta la noche de bodas.

Aunque en México no lo es tanto, en Suramérica y España la palabra es cada día más popular, y la emplean tan abiertamente sexólogos como sus jóvenes ejecutores que no se han dado a la tarea de encontrarle un sinónimo para la lengua castellana, pues el término procede del verbo inglés to pet , que alude al hecho de acariciar, mimar, abrazar o consentir. Lo cierto es que en Estados Unidos y los países británicos tiene un sentido más amplio que abarca desde besuquear a las mascotas hasta los mimos que prodigan las mamás a sus bebés. No obstante, actualmente petting suele utilizarse en forma más específica para referirse a la estimulación sexual que se centra en los genitales de ambos sexos.

Lo cierto es que el petting es motivo de investigación en todo el mundo, de ahí que ahora se conozcan estadísticas muy interesantes que señalan que la franja de edad en la que la práctica es más común se encuentra entre 14 y 29 años, y que el promedio de edad en la que hombres y mujeres inician sus relaciones sexuales —siendo parte de las mismas el coito— es a los 14.4 años de edad.

En Estados Unidos 82% de los jóvenes universitarios han declarado haber experimentado el petting , y 40% de las chicas y el 50% de los chicos han llegado al orgasmo mediante su práctica. En Eslovenia 43% de los adolescentes lo llevan a cabo y en Corea, 42%, sólo por citar algunos ejemplos.

En ciertas parejas existen razones morales o religiosas por las que se desea tener experiencias sexuales sin llegar al coito, hasta que formalicen en matrimonio su relación. Sea cual sea el motivo, el petting requiere amplia comunicación entre los miembros de la pareja, de manera que lo que cada uno hace sea de agrado para ambos. Para ello es importante poder expresar sin miedo lo que a cada uno le gusta hacer o que le hagan, o incluso aquellas prácticas que claramente le desagradan.

Ahora bien, los sexólogos sugieren este tipo de relación erótica a aquellas parejas que tienen ciertos problemas, como disfunción eréctil, falta de deseo sexual o anorgasmia (imposibilidad de lograr el orgasmo), como fase inicial de una terapia sexual. Lo que se pretende es que se vuelvan a descubrir sensaciones y experiencias perdidas, así como incrementar el conocimiento mutuo sobre lo que a ambos les gusta o no.

Debemos destacar que si bien el hombre normalmente puede llegar al orgasmo a través de la masturbación, el petting o la penetración, en la mujer —habitualmente— los movimientos en el coito no suelen ser suficientes para alcanzar el clímax, por lo cual requiere estimulación extra, normalmente del clítoris, que puede realizarse con dedos, boca o con un juguete sexual, es decir, poniendo en práctica el petting .

Igualmente puede ayudar a superar problemas de vaginismo, el cual se entiende como la imposibilidad de la realización del acto sexual por contracción involuntaria de los músculos de la vagina. Este hecho se produce sin que la mujer lo desee ante una inminente penetración e, incluso, al intentar introducir un dedo o cuando es explorada por el ginecólogo. Queremos dejar claro que pese a que la mujer desea conscientemente el contacto con su compañero, inconscientemente intenta impedirlo al contraer los músculos vaginales y bloquear el sistema de lubricación vaginal.

De acuerdo a sexólogos y ginecólogos, este trastorno se debe al juicio preestablecido de que las relaciones sexuales son experiencias negativas, sucias, dolorosas o peligrosas, aunque es común también en quienes han sufrido o han sido testigos en la infancia de abuso sexual. Cabe destacar que la mujer con vaginismo, pese a que teme a la penetración, disfruta el juego amoroso y es capaz de experimentar orgasmos mediante la estimulación manual u oral del clítoris.

Mención especial debe hacerse de la utilidad que puede darse al petting para que algunas mujeres superen problemas de frigidez, entendiendo ésta como la indiferencia que acusan hacia las relaciones sexuales. Si bien su origen se debe generalmente al impacto emocional que puede causar una experiencia negativa, también deben considerarse —aunque en pocas ocasiones— a problemas de salud, como vaginitis (inflamación de la vagina), endometriosis (cuando la capa de tejido que cubre al útero se forma fuera de éste), anomalías en la glándula tiroides, diabetes y desórdenes en el sistema nervioso. Asimismo, la falta de excitación puede estar asociada a la administración de anticonceptivos orales, antihipertensivos (controlan la presión arterial alta), antidepresivos y/o ansiolíticos (disminuyen la ansiedad), o bien, haberse sometido a cirugía como mastectomía (extirpación de seno).

Particularmente en el varón, la ansiedad puede generar problemas de erección y/o imposibilidad para poder realizar la penetración en la mujer, o incluso no permitir la suficiente concentración sensorial necesaria en la experiencia sexual para que la misma sea excitante. Al llevar a cabo esta práctica conocerá sus grados de excitación y como paulatinamente puede tener control sobre su estabilidad emocional para que pueda tener una correcta erección y, por tanto, una penetración satisfactoria.

No obstante, la ansiedad puede afectar a ambos miembros de la pareja, ya que —en muchos casos— es provocada por la excesiva preocupación por ser un buen amante que sea incapaz de lograr que la contraparte llegue al orgasmo y/o que éste pueda repetirse. Esta obsesión generalmente responde a ideas que provienen de mitos populares sobre la sexualidad o ejemplos de la pornografía, referentes a la capacidad sexual del hombre, o la posibilidad de alcanzar múltiples orgasmos en la mujer.

Aprender a ser mejor

Los investigadores al respecto indican que el petting se puso muy de moda en los años 70 del siglo pasado, cuando se dieron a conocer los estudios realizados por los sexólogos estadounidenses Master y Johnson.

El petting no es una técnica que deba aprenderse en ningún manual, sino que se desarrolla en forma natural y progresiva, a medida que los miembros de la pareja se van teniendo confianza. No existe una fórmula universal que pueda aplicarse en todos los casos, y lo único que debe tenerse en cuenta es que todo el cuerpo puede ser una zona erógena.

Finalmente, es claro que la pareja decide en qué momento finaliza el juego erótico y si se continúa hasta que uno, o los dos, alcancen el orgasmo. Centrar la experiencia sexual en la penetración es limitar las oportunidades de disfrutar de las grandes posibilidades de la sexualidad.

Acerca Redaccion

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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