El cien por ciento de las mujeres presentan cambios en la piel durante el embarazo. Sin embargo, la intensidad con la que ocurren (qué tanto se oscurece la piel, qué tanto se adelgaza y cae el cabello, entre otros.) varía de mujer a mujer y está asociado a factores genéticos, estrés, alimentación, hábitos y cambios hormonales, expresó el doctor Juan Pablo Castanedo Cázares, miembro de la Fundación Mexicana para la Dermatología, A. C. (FMD).
El experto de la piel detalló que durante la etapa de gestación, se observa que los cambios no fisiológicos, las estrías y el melasma son los más comunes, este último se llega a presentar hasta en el 70 por ciento de las mujeres embarazadas. El resto de las enfermedades asociadas al embarazo que representan riesgo fetal, tienen una incidencia que varía de 1 a 300-500 embarazos.
Durante esta etapa, el cuerpo cambia para adaptarse a las nuevas necesidades. Estas alteraciones fisiológicas, es decir normales, son resultado de cambios metabólicos y hormonales. La piel nunca es ajena a este proceso y manifiesta cambios de coloración en zonas como areolas, axilas, genitales, así como la aparición de la “línea alba” (que se refiere a una franja que une el pubis con el ombligo -algunas veces llega hasta el esternón-, la cual previo al embarazo es ligeramente más clara que el resto de la piel).
También es normal que algunos lunares se tornen más oscuros e incluso pueden aumentar de tamaño. El cabello también experimenta cambios normales: aumento del vello en genitales o cara, mientras que en la cabeza puede adelgazarse o caerse de forma abundante durante la gestación o el periodo de lactancia.
Por su parte las uñas pueden engrosarse, ser más frágiles y romperse en su parte distal, así como tornarse opacas y crecer más rápidamente. Además, por lo general las glándulas sudoríparas aumentan su actividad. Para las mujeres que incrementan de peso durante la gestación más de lo normal, es común que muestren el desarrollo de pequeñas “verrugas” en el cuello, axilas o cara (acrocordones).
Otro cambio muy común en piel, pero que no representa problema para la madre o el niño es la presencia de estrías, éstas se asocian a un cambio estructural en las capas de la piel que es necesario para que se pueda estirar y compensar el aumento rápido de tamaño; se presentan con más frecuencia en abdomen, caderas, glúteos y pechos.
También es importante mencionar al melasma o “paño”, que consiste en un aumento anormal en la pigmentación de la piel de la cara, puede desaparecer después de varios meses de terminado el embarazo, pero en muchas mujeres puede persistir.
Otras enfermedades que no representan riesgo para el embarazo son la erupción polimorfa del embarazo, foliculitis pruriginosa, prurigo del embarazo y erupción atópica del embarazo. Es decir, todas estas enfermedades tienen en común la presencia de “granitos” o “ronchas” que producen mucha comezón, lo que puede ser de molestia importante para la paciente.
Por último, aunque son raras, existen algunas enfermedades de la piel que sí se pueden asociar a un riesgo mayor para el bebé, dentro de las cuales las más frecuentes son el penfigoide gestacional, la psoriasis pustular y el colestasis del embarazo. Cada una de estas enfermedades tiene manifestaciones y tratamiento específico. Otras condiciones frecuentes como el acné suele mejorar cuando las mujeres se encuentran embarazadas, pero otras como la rosácea pueden empeorar. En estos casos hay que estar alerta para no abandonar la consulta dermatológica.
Es raro que después de un embarazo una mujer se encuentre mejor que cuando no lo estaba. Los cambios fisiológicos en la piel por lo general revierten una vez que termina el embarazo y la lactancia, cuando el metabolismo y las hormonas se restauran a sus niveles previos. Es decir, aquellas mujeres muy delgadas pueden terminar con una mejor silueta, aquellas que practican una alimentación adecuada y realizan actividad física oportuna posterior al embarazo tendrán mejor oportunidad de revertir el desgaste presentado. Sin embargo, es importante hacer notar que los embarazos siempre dejan alguna huella en la piel de cualquier mujer.
Mitos y realidades
Cabe destacar que los remedios caseros para los cambios cutáneos comunes durante esta etapa en la mayoría de los casos no tienen resultados confiables. Es común el uso de alcohol o éter, solos o combinados con alcanfor, mentol, sábila, romero y/o rosa mosqueta; con la finalidad de mejorar la firmeza de la piel posterior al parto. El efecto de estas sustancias químicas tiene su fundamento en la deshidratación de la piel que da una falsa apariencia de turgencia (rigidez), que combinados con otros remedios rubefacientes (que aumentan la circulación sanguínea de la piel), parecen dar un efecto de engrosamiento. Ninguno de estos efectos será permanente, sino por el contrario puede irritar y demorar la reparación de la piel.
La ventaja de fajarse el abdomen antes o después del parto es controversial ya que los resultados benéficos dependen del tipo de faja y de su correcta utilización. El simple acto de vendarse el abdomen de forma inapropiada puede ser contraproducente, por lo que hacerlo sin supervisión médica no es aconsejable.
Por otra parte, no existe evidencia científica que los tintes del pelo hagan daño al embarazo. Durante años se pensó que los químicos utilizados para teñirse el pelo podrían absorberse por la piel y llegar a afectar el desarrollo del futuro bebe, principalmente en los primeros 3 meses del embarazo. Esto actualmente se ha demostrado que es muy poco probable que pueda suceder. Sin embargo, debe consultarse con el médico cualquier duda de esta naturaleza.
Lo que sí es recomendable
Lo primero que se aconseja es pedir a las mujeres consciencia plena de que su cuerpo tendrá cambios irreversibles después de tener un embarazo. Bajo ninguna circunstancia esto debe ser motivo para cambiar la actitud con respecto a este regalo de la naturaleza a la mujer.
En segundo lugar, es importante llevar una dieta saludable y reponer nutrientes que generalmente el desarrollo del futuro bebé demanda. Es importante continuar realizando ejercicio físico moderado, utilizar siempre protectores solares adecuados para evitar sobretodo las manchas en cara, así como facilitar la elongación (estiramiento) de los tejidos sometidos a mayor estrés principalmente durante los últimos 3 meses de embarazo. Para esto es suficiente la realización de un masaje durante 10 a 15 minutos, 2 veces al día con cualquier crema humectante principalmente en senos, abdomen, glúteos o caderas.
Se aconseja evitar el uso de jabones agresivos, tallarse la piel durante el baño o rascarse en caso de irritación por la distensión (estiramiento) de la piel. Siempre hay que dar masaje en estas áreas sometidas a mayor tensión utilizando humectantes de consistencia oleosa, donde el petrolato puede ser muy buena opción.
Por último, es importante destacar que ninguna crema para mamás embarazadas, o anti-estrías, que se anuncien en televisión será tan eficaz como lo prescrito por un dermatólogo. La salud de tu piel nos importa, ¡Cuídate, infórmate!