Jacaranda y Marisol son la versión actual del Ave Fénix. Ambas mujeres atravesaban un periodo de depresión que se convirtió en su motor para salir adelante, su hobby lo convirtieron en su actividad empresarial. Ahora exportan sus velas y comparten su historia para motivar a más personas a que se lancen a la conquista de sus sueños.
Jacaranda López Negrete es la madre de Marisol, recuerda cómo, hasta hace algunos años, se encontraba con diagnóstico de depresión severa, motivo que ocasionó su divorcio y eso “me hundió más”. Renovada y llena de bríos platica que no quería salir de su casa, peor aún, de su habitación, lo que la llevó a sentirse “sin razón para seguir adelante, para vivir”.
En ese tiempo, hace cuatro años, Marisol Magaña regresó de Estados Unidos, venía recién “desempacada” al concluir sus estudios como licenciada en Ciencias de la Comunicación. Llegó a Guadalajara dispuesta a “comerse el mundo” con una preparación envidiable lo que le hacía suponer que todas las puertas estarían abiertas y a su disposición…no fue así. “Dije, esto no fue como me lo platicaron”.
Al no encontrar trabajo, Marisol cayó también en depresión, no entendía lo difícil que era establecerse profesionalmente. En algunas empresas su alta preparación fue el principal obstáculo pues los sueldos que ofrece el mercado no serían suficientes para una persona como ella, explica.
Jacaranda fue sacudida por la realidad: “Tenía que salir adelante y yo quería que mi hija dijera: ‘Mi mamá salió delante de la depresión’, a que dijera: ‘Mi mamá se cortó las venas’”. Salió, encontró trabajo con condiciones laborales malas, largas jornadas y poco sueldo, pero le garantizaba ingresos, lo que necesitaba porque “estaba inundada en deudas”.
Estaba insatisfecha con lo que logró y sabía que era momento de ayudar a Marisol quien no cesaba en su lucha de encontrar empleo, repartió currículum en todos lados, recuerda Jacaranda. Ante esta situación que sólo deprimía más a la joven, le propuso que le enseñaría a hacer velas. “Sí velas, fue algo que aprendí siendo joven”, y que les vendiera, la propuesta fue bien vista por Marisol, quien entusiasmada salió a vender las tres velas que hicieron, los recursos no daban para maquilar más.
Aprovechó que por el rumbo en donde vivían se ubican muchas oficinas, por lo que el tránsito de personas era constante, así que salió a ofrecer sus tres velitas, en ese entonces de cera, material que sabía trabajar Jacaranda.
“Empecé a vender las velas en el templo, en las afueras porque es una zona con oficinistas, empecé a venderlas y dije porque no vendó más a escuelas, oficinas, tiendas y las ofrezco. No me dio pena aproveche que tengo facilidad de trato con la gente. A mí lo que me gusta es hablar y eso lo apliqué, luego empecé a vender de seis a ocho velas y llegó el momento en que no podía sola, tenía que comprar el material, hacer las velas y venderlas”.
Mientras, su mamá seguía trabajando y Marisol fabricando velas que cada vez eran más demandadas. Llegó el momento de tomar otra decisión: “Renunciar a la seguridad de un trabajo, pero dije voy avanzando en edad, tengo un trabajo estable en el que al rato me van a sacar aunque tenga las capacidades de alguien más joven. Me di cuenta que era el momento de pensar en mi futuro. No vuelvo a depender de nadie y si estamos esperando que nuestra felicidad económica venga de alguien externo, no lo vamos a lograr. Pero cuando depende de ti es completamente diferente, además de que te da dinero, te da autoestima”.
Al tomar la decisión de dejar su trabajo sabían que se enfrentaban a un mundo completamente diferente: el del autoempleo, el del “emprendurismo”, escenario que desconocían y no tenían armas para enfrentarlo. En ese momento pasó por su cabeza una posibilidad hasta antes impensable, apoyos gubernamentales.
Para entrar a un mercado más grande que el de su colonia e ingresar al sector de la decoración, Jacaranda y Marisol pretendían participar en la Expo Enart, que anualmente se realiza en Tlaquepaque con cientos de artesanos, para hacerlo tenían que asistir a una plática en la Secretaría de Promoción Económica (Seproe), “más por cumplir el requisito que por ganas asistimos”, recuerda Jacaranda.
Gran sorpresa se llevaron que ubican a ese momento como el parte aguas para Iluminarte. En la primera reunión nos dimos cuentas de que ya éramos empresarias, fue un parte aguas. No sabíamos que íbamos a salir con otra visión, el darnos cuenta cómo nos ve a gente, nos ven el potencial y pudimos participar en Enart ese mismo año, el pasado”, en la pasada edición de la feria, en febrero, también estuvieron presentes.
Nos ayudaron en cosas que no habíamos pensado, por ejemplo habíamos pensado en llevar para el stand una mesita con lo básico, pero no, nos hicieron ver en la importancia de la imagen del stand; empeñamos, pedimos prestados, pero teníamos que dar la imagen y dar la certidumbre que somos una empresa seria, nuestra primera participación fue un éxito y nos dio la oportunidad de conocer gente del interior de la republica del extranjero ahí fue donde despegamos”, platica Marisol con una inevitable sonrisa en los labios.
Lo que parece una historia de final feliz, es solo el principio del camino por recorrer para madre e hija. Luego de su arranque con velas de cera, actualmente trabajan distintos materiales. La innovación es la palabra que no despegan de sus mentes, sus diseños cambian constantemente.
Ahora sus velas, son consideradas pantallas luminosas, juegan con materiales y figuras. “Manejamos muchos diseños. Por ejemplo, hay productos con significado, por describir uno que piedras ágata, estas piedras son formadas por capas de cuarzo, los cuarzo tienen la propiedad de neutralizar la energía electromagnéticas como la de los celulares, controles remotos, porque los cuarzos de forman en el centro de la Tierra y son como imanes. Manejamos también fruta deshidratada todo es natural, por ejemplo, de manzana, de naranja para que cuando se prende la vele la luz pasa por los gajos y es una luz cálida. También hay otros con ambientaciones de mar, una pantalla que es para la abundancia de canela trigo y un dólar”.
Unos de los productos que gozan de gran aceptación es el que tiene un su interior un Nacimiento, tiene todas las figuras que lo conforman, es de barro cocido pintado a mano, las figuras están dentro de las velas, cuando se enciende la vela se traslucen las figuras.
Cuando vendían las velas afuera de las Iglesias recibieron su primer pedido grande para hacer los recuerdos para una boda, les solicitaron que las pantallas llevaran grabada una frase que se convirtió en su filosofía: “Lo que con amor se hace, Dios lo bendice, y lo que con alegría se comparte, Dios lo multiplica”. Ahora, también imparten cursos de elaboración de velas.
Más allá de los números, el secretario de Promoción Económica del Estado, Alonso Ulloa Vélez, indicó que es la satisfacción de un cargo como el que ocupa. “Cada que aprobamos proyectos hay un resumen muy frío en el que parece que le estamos dando dinero a una cámara, a una empresa. En realidad no es así. A quien estamos apoyando es a personas que desarrollan sus sueños que quieren darle una vida mejor a sus familias”.