Su origen puede remontarse hasta la prehistoria, justamente cuando el hombre sintió la necesidad de cubrirse y protegerse del frío. Podemos notar que al principio no era cuestión de sexos, los sumerios, egipcios y asirios las ocupaban indistintamente. Sin embargo, parece ser que a los que más les gustó el uso de ésta fue a los escoceses, era una falda elaborada a tela de cuadros llamada kilt, misma que aún es usada en algunos desfiles.
La falda hace ver a las mujeres más femeninas y elegantes. Al principio eran bastante elaboradas, sobre todo en los siglos pasados, su pomposidad no siempre era sinónimo de comodidad, debido a las incómodas estructuras que se empleaban para otorgarles dicha apariencia, el caso más claro son las crinolinas. Con el paso del tiempo, fueron dejando de lado su ostentosidad para poder pasar a una fase más sencilla. Todo parece indicar, que el siglo XX fue el momento en que se revolucionaría dicha prenda, pasando desde las clásicas faldas largas hasta las mini y súper mini.
Obviamente no podemos dejar de lado algunas de ellas, como la imprescindible pencil- skirt aquella que entalla la figura haciéndola lucir más larga. Y que me dicen de las abombadas usadas durante la época del Rock & Roll allá por los años 50.
Esta prenda es un básico en cualquier guardarropa de cualquier mujer del mundo. Y, si no tienes una qué esperas para adquirirla, nunca sabes en que momento puede rescatarte y hacerte lucir a- doc con el evento al que asistiras.