Durante más de 45 años, Nadine Markova se ha dedicado a la fotografía profesional en México. Una de las iniciadoras de la revolución sexual en el país, actualmente es una activa fotógrafa reconocida a nivel mundial por sus retratos de políticos, celebridades y gente de alta sociedad así como su fotografía comercial y de publicidad.
¿Cómo fue su participación en la Revolución Sexual en México?
Yo comencé como periodista, trabajaba en Life Time Magazine pero tronó, por lo que yo estaba en bancarrota. Tenía un boleto de avión para regresar a Estados Unidos, pero lo tuve que vender y comprar uno de camión, el cual, también tuve que vender para pagar mis deudas.
Por un tiempo estuve trabajando en la revista de Ovaciones en Inglés que se llamaba Mexico City Times y ahí hacia todas las fotos y los reportajes en inglés, pero también tuvo problemas económicos por lo que tuve que buscar otras opciones.
En realidad, yo pensaba dedicarme un año a eso y regresar a Nueva York pero México es adictivo.
Fui a una fiesta en la que conocí a Jimmy Fortson y a Arturo Ampudia, quienes me comentaron que estaban buscando a alguien con experiencia fotografiando desnudos.
Yo jamás me había visto ni a mi misma desnuda en el espejo pero dije que fotografiar desnudos era mi especialidad. Me pidieron que les llevara unas muestras de mis fotografías.
Comencé a buscar y un amigo me presentó con una extraordinaria cantante guapísima y me llevó a proponerle tomarse unas fotos desnuda, yo me desmayé de la vergüenza de tener que preguntarle eso, pero mi amigo me dijo que o le preguntaba o me regresaba a Nueva York.
Esta cantante resultó ser Isela Vega, a quien le encantaban las fotos. Busqué la forma de proponerle unas fotografías desnuda y ella aceptó.
Esa es la historia de Caballero, la primera revista de hombres en México. Era una época en la que todo mundo quería una PlayBoy pero en México estaban prohibidas. Teníamos reportajes con intelectuales de México, fotografías normales y también fotografías de desnudos.
Todo mundo quería cargar mis cámaras en ese entonces, entre los que se encontraban Luis Spota y Carlos Fuentes. Creían que era interesante ver a mujeres desnudas en fotos. El erotismo lo poníamos nosotros, los fotógrafos.
La revista fue censurada y tuve que buscar otro trabajo. Estuve en la revista Life y estaban por hacer una sección para mí, pero el fotoperiodismo murió ante mis ojos, porque fue sustituido por videos sin autores.
¿Qué recomienda a las mujeres que quieren encontrar un lugar en el mundo de la fotografía?
No pensar en sexo, no pensar en que son mujeres y ellos hombres, pensar en la obra. La verdad es que compran la imagen, no compran el fotógrafo.
Es muy importante también tener ideas, no puedes ir a una revista sin proponer nada. Tienes que pensar como editor y contribuir con ideas para que te den la chamba.