Por: Edelmira Cárdenas, Orientadora Sexual
Hasta hace unas décadas el orgasmo era totalmente ignorado, y nadie se preocupaba por él. Hoy es uno de los temas más recurrentes: “que si se debe tener uno en cada relación sexual; que si existen los vaginales o clitorianos; que si eres frígida, anorgásmica; que si no hay orgasmo no hay placer sexual”, entre muchos otros. Además, cada 8 de agosto se conmemora el Día Mundial del Orgasmo Femenino.
Según una encuesta realizada por el Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX), la mitad de las mujeres mexicanas confesó jamás o muy rara vez haber experimentado un orgasmo, y de acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Kinsey de Estados Unidos, sólo un tercio de las mujeres en todo el mundo llega al orgasmo a partir de prácticas sexuales.
Bien se puede atribuir esta situación a que hemos crecido bajo un concepto en el que “lo normal” es tener un orgasmo en cada encuentro erótico y también, en cada relación sexual con la pareja… nada más lejano a nuestra realidad. El orgasmo se ha convertido en una tarea que hay que cumplir y se olvida que es un ejercicio de intimidad y de gozo, sí con la pareja, pero indudablemente con uno mismo. Porque el sexo cuando se practica sólo como un acto, deja de tener una sensación de conexión, de juego y de renovación.
Lo cierto es que el orgasmo es un deseo continuo y una lucha interminable de cada mujer por disfrutar del sexo y de todos sus placeres, para ello es necesario preparar cuerpo y mente, así como encontrar la ruta física y mental que llevará a la mujer a disfrutarlo en su totalidad.
Para lograrlo se necesita de concentración, imaginación, energía, irrigación sanguínea, hormonas (testosterona y progesterona), neurotransmisores (dopamina y serotonina, producidos por nuestro cerebro), estados de ánimo, entre otros factores. Sin embargo, puedo enfatizar algunos puntos para disfrutar de un orgasmo sin límites como:
Liberarse. Para sentir placer es necesario sentirse libre. Necesitamos ser conscientes de que esta experiencia comienza en la mente y se manifiesta en el cuerpo.
Recibir estímulos adecuados. Al orgasmo se llega a partir de la estimulación erótica recibida. El juego precoital es un cúmulo de sensaciones en el que tocar, besar y acariciarse mutuamente resulta fundamental para lograrlo (y digo “besar o tocar” por poner un ejemplo, es tu juego y son tus reglas).
Es muy importante que previo a la penetración, durante la fase de excitación, la mujer reciba el suficiente estimulo erótico –se recomienda que tenga una duración mayor a los 20 minutos- para poder lubricar la vagina y lograr que ésta se expanda y crezca para recibir al pene. Una vagina que no está suficientemente lubricada corre el riesgo de tener una penetración dolorosa, bloquear la obtención de placer y, por consiguiente, evitar que la mujer llegue al orgasmo.
La estimulación del clítoris y de los pezones es necesaria, ya que ambas zonas son puntos erógenos capaces de provocar el orgasmo femenino gracias a la cantidad de terminaciones nerviosas que tienen.
No tener miedo al embarazo. Un método anticonceptivo ayuda a tener un orgasmo placentero, ya que el impacto psicológico de estar protegida permite a la mujer sentirse segura y disfrutar más. Actualmente, los anticonceptivos orales de bajas dosis, son una excelente opción debido a que son altamente eficaces, además de que brindan beneficios adicionales a la usuaria.
Según el Dr. Víctor Mundo, Gerente Médico de la Unidad de Negocio de Salud Femenina de Bayer®, la combinación de drospirenona con etinilestradiol resulta un excelente tratamiento de los síntomas emocionales y físicos asociados con el Síndrome Pre-Menstrual (SPM). Esto ayudará a que la mujer se sienta más cómoda y dispuesta a entregarse al placer.
Inclusive, existe un anticonceptivo oral combinado que contiene valerato de estradiol, la misma sustancia que se produce de forma natural en el cuerpo de la mujer y que además, es la primera opción probada clínicamente para tratar el sangrado menstrual abundante, que en muchos casos, se considera como una barrera para tener relaciones sexuales.
Divertirse, jugar. Esto es parte vital de la vida sexual, porque si la pareja se ríe antes del acto sexual, ya ganaron el 80% de esa relación; lograrán conectarse, generar adrenalina y vitalidad a su sexualidad.
Darse permiso de sentir placer y expresarlo. Tú decides, ya sea apasionado, suave, fulminante… como quiera que lo desees, pero siéntelo. Emprende el camino a una vida sexual más apasionada y satisfactoria.
El secreto para obtener el mayor placer de una relación sexual eres tú misma. Lo anterior sonará trillado, pero los secretos sexuales más íntimos tienen índole de verdades cotidianas. No te sugiero, al decirte que te concentres o trabajes en ti misma, que elabores consideraciones muy elevadas y rebuscadas sobre cómo debe sentirse o cómo debe ser tu orgasmo; precisamente eso es lo difícil: dejar a tu cuerpo ser él y a ti ser tú. Es cuestión de práctica armonizar lo que uno quiere dar al cuerpo y lo que el cuerpo pide por inclinación natural, escucha y préstale atención, verás que él te escuchará y tendrá la atención de darte el placer que tanto anhelas.