Es tiempo de vacunarse

Particularmente en los últimos 70 años, como resultado de la participación de la sociedad, México obtuvo notables avances para frenar las llamadas enfermedades prevenibles –sarampión, difteria y polimielitis, principalmente–, que causaban terribles estragos entre la niñez, y a ello se debe entre otras muchas razones que la esperanza de vida haya aumentado a 76 años actualmente, cuando en 1930 era de sólo 34 años en promedio.

Y una clave fundamental para alcanzar este logro es el uso de vacunas.

Ahora la llegada de la temporada de otoño este año, acompañada de inusuales fenómenos metereológicos y frentes fríos que parecen anticipar un invierno más severo y temperaturas bajas a partir de los días finales de octubre, bien podrían ser un aviso a tiempo para todos de lo que nos puede ocurrir en los siguientes meses para que tomemos providencias y  protejamos la salud.

No obstante, esto que parece sencillo de hacer, no siempre lo atendemos con oportunidad ya que por lo general no concedemos a este tipo de asuntos mayor interés y en muchas ocasiones ni siquiera dedicamos unos minutos a enterarnos de las facilidades que hay para hacer uso de las medidas preventivas convenientes –y las más de las veces en verdad sencillas y hasta gratuitas–, que están a nuestro alcance para no sufrir las enfermedades que ocurren en determinadas épocas de cada año.

Todo lo anterior parte del aviso que acaba de hacer la Secretaría de Salud relacionado con la campaña de vacunación contra la influenza estacional que puso en marcha a partir del pasado 15 de octubre en todo el país y que durará hasta marzo, en la que prevé aplicar 25 millones de dosis de vacunas sobre todo a niños de 6 meses a 5 años de edad, a personas mayores de 60 años, a mujeres embarazadas y a quienes padezcan diabetes, obesidad mórbida, asma o enfermedades cardiacas y renales, cáncer y VIH, que son las más propensas a padecer estas afecciones.

El propósito, destaca la dependencia, es reforzar la vigilancia epidemiológica sobre todo en las zonas del país donde se registran las temperaturas más bajas con objeto de reducir el riesgo de infecciones respiratorias agudas producto de resfriados y contagios por la influenza y la gripe, que suelen incrementarse a la llegada de las temporadas invernales. Para ello las vacunas que se están aplicando están preparadas para proteger a las personas contra los virus estacionales que son más frecuentes –los A H1N1 y A H3N2 y el llamado tipo B–, que ya han causado epidemias importantes en el pasado.

Adicionalmente la campaña dedicará esfuerzos para reducir el riesgo de intoxicaciones a causa de la inhalación de monóxido de carbono, que se producen por el uso de anafres dentro de las viviendas a los que la gente recurre para calentarse especialmente por las noches y que son sumamente peligrosos y provocan muchas muertes cada año, además de que frecuentemente son el origen de incendios que causan quemaduras, así como los casos de hipotermia causada por la exposición prolongada a la intemperie y bajo temperaturas extremas.

Pero quizá lo más importante de todo es que la vacunación es totalmente gratuita.

Lo que llama la atención es que campañas como la que se acaba de describir se realizan en el país en cada temporada invernal, y aunque parezca mentira no todos lo saben y mucha gente no acude a los centros de salud ni lleva a sus hijos menores para que les apliquen las vacunas a pesar de que hace ya años está plenamente comprobado que las medidas preventivas no sólo dan mejor  resultado sino resultan más baratas.

¿No cree entonces que es más conveniente vacunarnos en vez de poner en riesgo a toda la familia, angustiarnos por las enfermedades, tener que ausentarnos de nuestras actividades y hacer gastos que bien podríamos evitar?

No lo olvide: Ahora es tiempo de vacunarse.