Con cifras a nivel mundial que nos ponen en lo alto en cuanto a obesidad infantil, vale la pena saber qué es lo que está pasando, cómo fue que México pasó de ser uno de los países con mayores índices de desnutrición infantil a encabezar la lista con la mayor cantidad de niños con sobrepeso y obesidad.
Podríamos pensar que la labor de nuestro gobierno fue tan exageradamente buena que sobrealimentó a los desnutridos, pero no, desafortunadamente cargamos a cuestas con los dos problemas de salud en nuestros niños. En sectores marginales aún se padece una arraigada deficiencia alimentaria, mientras que en el resto de la población infantil descubrimos graves problemas de peso.
En ambos lados de la moneda se está quebrantando su derecho a la salud alimentaria, por un lado sin acceso siquiera a una “canasta básica”, y por otro, saturados de harinas y azucares en todo producto que se consume. Con la finalidad de no influir en la mente de los más pequeños, en el 2010 las principales empresas de alimentos se comprometieron ante la sociedad civil y la Secretaría de Salud, a no dirigir publicidad a menores de 12 años de productos que no cumplan con lineamientos nutricionales específicos.
No obstante, a tres años de firmar el acuerdo, 13 de las 14 empresas que se suscribieron a dicho pacto continúan en incumplimiento del mismo, enfocando su publicidad en menores, influyendo así en su consumo de productos sin valor nutrimental y favoreciendo hábitos alimenticios que provocan obesidad.
Con la consigna “Exigimos políticas públicas efectivas para combatir el sobrepeso y la obesidad en México”, la Alianza por la Salud Alimentaria, convocó a los medios de comunicación para informar sobre el poco o nulo avance que se ha tenido en el país al respecto. “Pongamos los intereses de la población por encima de los intereses de las corporaciones” resultó la solicitud general.
En conferencia, Alejandro Calvillo, Katia García (El Poder del Consumidor) y Alma Meneses (Red por los Derechos de la Infancia), plantearon que son los criterios permisivos que se han establecido lo que fomenta la publicidad de alimentos que no son recomendables, pues más del 90% de los productos que se publicitan a los niños y niñas no son recomendables. Es así, que el año pasado, en inversión publicitaria dirigida a niños, tan sólo de 11 marcas de golosinas, y exclusivamente en televisión entre los meses de enero a agosto fue de cerca de 408 millones 776 mil pesos.
“El compromiso voluntario suscrito por algunas de las principales empresas de alimentos y bebidas es una muestra del fracaso de este tipo de iniciativas, ya que no existen criterios comunes se generan competencias desleales entre las empresas que se comprometen y las que no. No hay autoridad que haga cumplir ni sanciones que se apliquen. El resultado es que se mantienen las mismas prácticas”, Alejandro Calvillo.
Así, la Red por los Derechos de la Infancia y El Poder del Consumidor, miembros de la alianza por la Salud Alimentaria, insistieron en el compromiso adquirido por las empresas y exhortaron al Gobierno Federal a contribuir con políticas más eficientes.
Propuestas Alianza por la Salud Alimentaria
Alimentos saludables en las escuelas
No a la publicidad dirigida a la infancia
Etiquetado claro en alimentos y bebidas
Acceso a agua potable
Seguridad alimentaria
Impuestos a los refrescos
Lactancia materna
Dieta tradicional