Preparando la piel para el bronceado

Nieve o playa son los sitios de mayor concurrencia durante este periodo vacacional, los cuales ofrecen como uno de los principales atractivos la exposición al Sol, misma que puede transformarse en un momento muy placentero, o bien, en una experiencia lamentable. La diferencia está en cómo nos preparemos para ello, por lo cual le sugerimos siga leyendo.

Por fin vacaciones, y nada mejor que olvidarse de la rutina, dejar por unos días nuestra localidad y correr a las playas o sitios que nos ofrezcan un panorama distinto al acostumbrado. Sin duda, el contacto con la naturaleza nos ofrecerá esa tranquilidad que nos renovará bríos para retomar las actividades cotidianas.

Sea cual sea la elección, la exposición al Sol es parte de lo que, generalmente, buscamos en este periodo de distracción, pero debemos ser cautelosos ante el “astro rey”, pues de no ser así puede hacernos pasar ratos muy desagradables por no tener ciertas precauciones. A continuación haremos mención de aspectos que no debemos descuidar antes y durante el bronceado, mismos que redundarán en piel sana y vacaciones memorables.

El primer paso para que la piel pueda soportar varias horas bajo el Sol, y no sufrir estragos, es llevar una dieta lo más sana posible, para lo cual le ofrecemos los siguientes consejos.

Las vitaminas son esenciales; ante todo, le recomendamos el consumo de las siguientes:

•A. Estimula la creación de melanina (que pigmenta la piel), además de ser eficaz antiarrugas, ya que contrarresta los efectos del Sol sobre la piel. De manera natural se encuentra en hígado, pescado graso, mantequilla, queso, melón, zanahoria, mango, durazno, cerezas, nísperos, manzana roja, espinacas, lechuga, coles de bruselas, tomate verde, perejil y yema de huevo.

•C y E. Poderosos antioxidantes (capaces de detener el envejecimiento acelerado de las células), pero su característica principal es su capacidad de devolver la luminosidad al cutis apagado. La C se puede localizar en cítricos (naranja, toronja, guayaba, kiwi, limón y mandarina, entre otros), col de bruselas, coliflor, brócoli, espinaca, espárrago, grosellas, fresa, ciruela, manzana, plátano, melón, tomate verde, aguacate y zanahoria; mientras que la E se consume en aceite de girasol, frutos secos, cereales, leche, yema de huevo y germen de trigo.

•F. Sencillamente, fortalece a pieles sensibles; se encuentra en aceites de nuez, girasol, oliva y soya.

•H. Estimula la producción natural de ácidos grasos, contribuyendo a dar lustre a epidermis (además de cabello y uñas), por lo cual mejora la piel seca; la encontramos en hígado, nueces, crema de cacahuate, frijoles, yema de huevo y coliflor.

•Complejo B. Vital para la producción de proteínas que promueven la regeneración celular; se consume a través de cereales integrales, legumbres (garbanzo, frijol, lenteja y soya), carnes, verduras verdes, champiñones, naranja, nueces, hígado y yema de huevo.

No menos importantes son los minerales, en particular dos:

Hierro. Ayuda a producir hemoglobina, proteína de la sangre que facilita la transportación de oxígeno a la piel; cuando su producción es baja, la epidermis adquiere tono azulado. Lo encontramos en hígado, carne, legumbres, frutas secas, verduras de hojas verdes, como acelgas y espinacas, además de fresas, rábanos y mariscos.

Zinc. Ayuda a la cicatrización, buen estado de la piel, uñas y cabello, además de que estimula la regeneración celular, es decir, previene el envejecimiento prematuro; está presente en semillas de calabaza, huevos, germen de trigo, mariscos y levadura de cerveza.

Cabe mencionar que al consumir grasas en forma moderada —en pescado, frutos secos, aceites de semillas y de oliva— la piel mejora en flexibilidad y elasticidad, lo cual redunda en un bronceado más luminoso; además, permiten que las vitaminas A, C y E se absorban con facilidad.

Como simple sugerencia se recomienda que en el menú diario se incluya una ensalada de verduras crudas, acompañada de aceite de oliva y jugo de limón. Asimismo, si se come carne lo aconsejable es que esté bien cocida y sin exceso de grasa; tampoco son convenientes las comidas muy condimentadas, los azúcares y harinas refinadas, hidratos de carbono, embutidos grasos, ni alimentos en conserva, comidas rápidas, bebidas azucaradas y otros productos alimenticios que contengan gran cantidad de aditivos químicos; otro punto muy importante es que el consumo de alcohol debe ser moderado.

Para que la piel luzca toda su vitalidad debe estar bien hidratada, hecho que se consigue si usted se acostumbra a beber por lo menos 2 litros de agua al día. Se observarán aún mejores resultados si se aplican productos que proporcionen los nutrientes que requiere, por ejemplo, cremas hidratantes, que como parte de su fórmula deben tener miel, la cual es importante antiséptico (evita infecciones), brinda elasticidad y ayuda a la regeneración celular; otro elemento nutritivo es aloe vera (sábila), que favorece la rápida descomposición de células muertas, lo que hace lucir piel más suave y radiante; finalmente, para que esta última retenga agua se recomienda germen de trigo en los productos que aplique, nutriente que además mantiene estable el nivel de pH (cubierta ácida natural que protege contra gérmenes, bacterias y contaminación).

Por otra parte, es muy importante hablar de la fotodermatitis alérgica, erróneamente llamada “alergia al Sol”. Para entenderlo, pensemos que algunas sustancias que ingerimos (alimentos y medicamentos), se diseminan por todo el cuerpo y al entrar en contacto con los rayos solares provocan reacciones desagradables en la piel que pueden hacerle pasar un mal rato.

La lista de sustancias fotosensibles en fármacos es enorme, por lo cual a continuación hacemos mención de las de mayor empleo entre la población mexicana:

•Antibióticos (tetraciclinas y derivados).

•Anticancerosos (metotrexato, pentostanina, tegafur, fluorouracilo, vinblastina, vinorelbina).

•Anticonceptivos orales.

•Antidepresivos (clordiacepoxido, imipramina, nitracepain, amitriptilina, doxepina, nortriptilina y trimipramina).

•Antidiabéticos orales (sulfonilureas: carbutamida, tolbutamida, clorptopamida).

•Antihipertensivos (diltiazen y nifedipino).

•Antimicrobianos (ciprofloxacina, ofloxacina, enoxacina, grepafloxacina, levofloxacina, pefloxacina, trovafloxacina, ácido nalidixico, doxiciclina, minociclina, oxitetraciclina, demeclociclina, azitromicina y sulfamidas).

•Antiinflamatorios no esteroideos (llamados aines, entre ellos ketoprofeno, lornoxicam, meloxicam, piroxicam, naproxeno, sulindac y ácido tiaprofenico).

•Antirreumáticos (indometacina, aurotiomalato, fenilbutazona y nitracepan sódico).

•Diuréticos (furosemida, piretanida, clortiazidas y derivados).

Asimismo, existen compuestos sensibles al Sol que están presentes en cosméticos o productos de aplicación directa sobre la piel; algunos de los más importantes son:

•Aceites esenciales de bergamota, cedro y limón.

•Cumarinas y derivados (de uso común en perfumes y colonias).

•Eosina, fluoresceína y azul de metileno (en fórmulas de colorantes y tintes).

•Fernegan (utilizado como antihistamínico tópico en procesos alérgicos, picaduras o urticarias).

•Hidroquinona (usada para blanquear manchas en piel).

•Paba (ácido paraaminobenzoico).

•Quinina (ingrediente de lociones capilares).

•Salicilamidas, hexaclotofenos, tricarbonilidas (en desodorantes, shampoos y jabones).

Le sugerimos que antes de emprender el viaje a la playa, montaña o el lugar en que usted esté expuesto directamente al Sol, consulte a su médico de cabecera sobre los fármacos que consuma durante ese periodo, y que antes de comprar cualquier producto como los mencionados lea la etiqueta y prefiera los que no contienen compuestos riesgosos.

Protegerse

Hasta aquí todo marcha sobre ruedas, pero falta el paso final: uso de filtros o bloqueadores solares. Recordemos que todos los tipos de piel se ven afectados por el abuso en la exposición solar, y que aun las personas morenas deben protegerse.

Niños, bebés y quienes tienen piel muy blanca deben usar bloqueadores con alto factor de protección solar (FPS), elemento que indica cuánto tiempo puede estar expuesta la epidermis al Sol sin quemarse. Por ejemplo, si la piel de una persona se expone durante 10 minutos sin sufrir quemaduras, usar un producto con FPS de 40 la protegerá 40 veces más, así, soportará los efectos de los rayos solares por 400 minutos (6 horas con 40 minutos); recuerde, cada vez que sude o entre al agua debe reaplicar el producto.

El FPS, según su nivel de protección, se clasifica de la siguiente manera: 2, 4 y 6 (leve), 8, 10 y 15 (medio), 20 y 30 (fuerte) y más de 40 (intenso). Al momento de adquirir un bloqueador solar, además de considerar el FPS, es necesario tomar en cuenta el tipo de piel, pues si es seca resulta preferible que la presentación sea en crema; cuando es grasa lo más recomendable es elegir protectores en gel, y si es normal puede optarse por cualquiera de los dos.

Por favor, no eche en saco roto las siguientes recomendaciones que igualmente le serán de utilidad:

•Aplique protector solar 20 minutos antes de exponerse al Sol e inmediatamente después de salir del agua.

•En este proceso, brinde atención especial a nariz, frente, cuello, hombros y mejillas, así como la parte posterior de las orejas, áreas con mayor riesgo por ser las más expuestas.

•Cada dos horas renueve la capa del protector en su piel.

•Use siempre sombrero y anteojos para proteger del Sol a los párpados, la piel más fina de todo el cuerpo.

•Use la misma protección solar en días nublados, pues aunque parezca que el Sol no quema, en realidad sí lo hace.

•Evite los rayos solares entre las 11:00 am y las 3:00 pm.

•Aun y cuando no contemple exponerse al Sol durante varios días, debe aplicarse cremas hidratantes que brinden humedad natural a su epidermis.

Finalmente, sepa usted que tabaco, alcohol y desvelos son enemigos de la piel, pues aceleran los procesos de envejecimiento de las células, haciéndolas más vulnerables. No hay más… ¡qué empiecen las vacaciones!

Acerca Redaccion

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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