En muchos casos es necesaria, pese a los riesgos que representa, como cuando se trata de un obeso mórbido, es decir, aquel que tiene 40 kilos por encima de lo que la Medicina establece como normal.
En mayo de 2004 Patrick Deuel, de 42 años y residente de Valentine, Nebraska (Estados Unidos), quien aparece en la foto que acompaña a este artículo —tomada por Stuart Villanueva (Associated Press)—, fue admitido en un hospital debido a problemas de tiroides, diabetes, hipertensión pulmonar y artritis como consecuencia de su obesidad; al ingresar al nosocomio su peso era de 486 kilos y su estatura 1.80 metros.
“Si no lo hubieran traído aquí, se hubiera muerto”, comentó en su oportunidad Frederick Harris, médico de Patrick. Hacía siete años que Deuel no salía de su casa y 12 meses que no se levantaba de la cama por su complicado estado de salud, e incluso requería de una máquina para poder respirar; para ingresar a la ambulancia que lo llevaría al hospital hubo que derribar una de las paredes de su habitación.
En agosto del mismo año el peso del paciente se redujo a 317 kilos tras severa dieta de control de calorías; actualmente, se ha programado una operación para reducir el estómago de Deuel en cuanto logre un peso de 140 kilos, ya que de llevarse a cabo antes su salud se pondría en riesgo dentro del quirófano. Por otra parte, según el Libro Guinness de records mundiales, el estadounidense Jon Brower Minnoch ha sido el hombre más pesado del mundo con 629 kilos; el personaje falleció en 1983 a los 42 años de edad.
Por supuesto, el caso de Patrick Deuel es tan extraordinario, que pondrá a pensar a aquellos de nuestros visitantes con varios kilos por encima de lo que corresponde a su talla y que han visto debilitar su salud por efecto de la obesidad. Recordemos que entre las afecciones que las personas con obesidad extrema pueden desarrollar se encuentran diabetes, presión arterial alta, osteoartritis (debilitamiento o desprendimiento del cartílago en las articulaciones), reflujo esofágico con acidez, úlceras, así como problemas severos de corazón, circulatorios y respiratorios, acumulación de grasa en hígado, vesícula y riñones, incontinencia urinaria, inflamación de piernas, infertilidad, predisposición a ciertos tipos de cáncer y muchos otros desórdenes de consideración.
No menos importantes son las consecuencias psicológicas, sociales y económicas que conlleva, desde baja autoestima hasta depresión, ansiedad y deseos de acabar con la vida. ¿Qué opciones hay para quienes han llegado a este punto?; la ciencia ofrece recursos quirúrgicos que han brindado resultados alentadores a algunos pacientes, pero no ha sucedido los mismos en todos los casos, ¿por qué?
Los primeros candidatos a intervenciones quirúrgicas de este tipo son los llamados obesos mórbidos, es decir, quienes tienen 40 o más kilos por encima de su peso ideal. Es importante hacer hincapié que quienes viven este tipo de problemas deben olvidarse por completo de la liposucción, la cual cumple con objetivo estético y está indicada para retirar grasa corporal (a través de una cánula que la absorbe) en quienes tienen apenas unos cuantos kilos de más.
La cirugía gastrointestinal será la indicada para este tipo de pacientes, ya que está destinada a bajar de peso; la ciencia reconoce tres tipos de procedimientos, llamados restrictivos y cuyo objetivo es que el paciente reduzca su ingesta alimentaria, principalmente al disminuir la capacidad del estómago:
1) Balón gástrico. Se recomienda para quienes tienen 25 kilos o más extra. Se trata de un globo de material blando (silicona) que se introduce desinflado por la boca y el esófago para colocarlo en el estómago, donde es llenado con solución fisiológica y un colorante azul; la intervención se realiza aproximadamente en 30 minutos.
El balón inflado ocupa casi la mitad del estómago, de manera que permite el ingreso de alimentos en menor cantidad; además, por el lugar donde se ubica estimula al punto en el cerebro responsable de la sensación de saciedad, es decir, el paciente no sentirá hambre como antes de ser intervenido.
Los especialistas reconocen que entre 60 y 70% de los pacientes intervenidos han logrado un descenso de un tercio de su peso, en 12 a 18 meses, siendo las personas que pesan más quienes tienden a bajar mayor cantidad de kilos, pero quienes se acercan más a su peso ideal son quienes inician el tratamiento con menor exceso de peso.
La mayor complicación que suele presentarse en el intervenido es que el balón se perfore, en cuyo caso se extrae y se reemplaza (se detecta a través del color azul de la orina). No es raro que en los días siguientes a la operación haya náuseas, vómito, dolores abdominales o acidez, los cuales se controlan con medicación. Igualmente importante resulta mencionar que la óptima digestión puede llevar varias semanas al paciente.
2) Banda gástrica. Alrededor del estómago se coloca una especie de cinturón de material sintético, de modo que se crea pequeña bolsa arriba y un pasaje estrecho hacia la parte inferior, de forma que el estómago queda con apariencia similar a un reloj de arena, con la parte superior más chica. Busca reducir la capacidad para recibir alimentos, a la vez que retarda el vaciamiento gástrico, con lo cual el paciente experimenta sensación de plenitud tras ingerir escasa cantidad de comida.
En general, las bandas gástricas se fabrican con silicona, pudiendo ser fijas o ajustables; su colocación requiere anestesia general y el aparato digestivo prácticamente conserva su funcionamiento normal. Una vez llevada al cabo la cirugía, la persona puede perder entre 10 y 12 kilos en las primeras tres semanas, aunque posteriormente la disminución es más lenta.
Es posible que quien intente comer abundantemente después de haber sido intervenido consiga que la banda se deslice de su sitio y requiera nueva cirugía para volverla a ajustar; la manifestación de lo anterior son repetidos vómitos y nula pérdida de peso.
3) By-pass gástrico. Se reconoce médicamente como gastroplastía y es una de las cirugías que se realizan con mayor frecuencia en obesos mórbidos. Consiste en “engrapar” la parte superior del estómago, de manera que se crea pequeña bolsa con una capacidad de 30 a 50 mililitros, la cual tiene una salida directamente al intestino mediante un orificio de diámetro no mayor a 10 milímetros, cuya finalidad es desviar las secreciones del páncreas hacia la porción final del intestino, con lo cual se limita la absorción de grasas y otros nutrientes.
La intervención ha demostrado éxito en aproximadamente 80% de los casos; sin embargo, el rápido descenso de peso debe ser manejado con estricta vigilancia médica, ya que tras el By-pass habrá falta de jugos digestivos y, por tanto, mala absorción de nutrientes, de manera que será necesario tomar suplementos de vitaminas y minerales.
En la medida en que el paciente siga al pie de la letra las indicaciones médicas los resultados se acercarán a lo esperado. Por ejemplo, el nutriólogo dará pautas a seguir, como comer con lentitud, reducir el tamaño de las porciones, y evitar el exceso de alimentos y líquidos, medidas que de no seguirse traerán dolores estomacales, reflujo (los ácidos digestivos del estómago suben hacia el esófago, ocasionando daños en mucosas, ardor y malestar ) o vómito.
Igualmente importante será el apoyo de la familia y amigos, y recuerde que la paciencia será, a partir de la intervención, una gran aliada. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que cualquier cirugía bariátrica (la que se practica a personas obesas para conseguir reducir peso) no está exenta de riesgos y posibles complicaciones, las cuales debemos considerar, por lo que resulta de vital importancia platicar con el médico sobre todos los detalles de la intervención, si es posible revertirla en caso de que las cosas no resulten como se esperaba y, principalmente, pregunte cómo funcionará su sistema digestivo en el futuro.