Mujeres y Literatura

En el mundo de la literatura, como en todos los demás ámbitos de la creación, de la gestión, de la artesanía, de la moda y del trabajo en general, la mujer ocupa un lugar secundario con independencia de la calidad de su obra y de la potencia de su imaginación. Sabido es como se nos permite en cambio ser las reinas del hogar donde podemos hacer sin permiso ninguno todo lo que nos apetezca y en el orden que prefiramos, coser, fregar, remendar, cocinar, ir de compras y de visita, cuidar de los hijos y del marido e incluso en hogares muy benevolentes se nos da carta blanca para decorar Y si queremos trabajar también se nos permite siempre que nos conformemos con cobrar un 40% menos por el mismo trabajo que los hombres. Pero dejemos para otro día esta forma de entender la situación de la mujer en el mundo que tantas personas consideran hoy superada, anticuada incluso, y vayámonos al mundo de la literatura.

Los expertos, que en este asunto hasta hace muy pocos años eran únicamente hombres, esgrimen argumentos según los cuales la mujer no sabe moverse de su propia intimidad, de lo que piensa y siente, de los problemas específicos de su feminidad, incapaz de trascenderlos y convertirlos en problemas generales que despierten el interés de  todos, hombres y mujeres, y no solo del mundo femenino. Lo cual no es cierto porque ahora mismo se me ocurre que quien mejor ha sabido expresar su intimidad y los secretos de sus sentimientos más ocultos ha sido precisamente un hombre,  el genial Marcel Proust .

Si escribimos en primera persona o la protagonista de nuestra novela es una mujer nos lo hemos oído decir muchas veces: “Escribe usted novela femenina”. A nadie se le ha ocurrido decir que es autor de novela femenina Tolstoi por Ana Karenina,  Flaubert por Madame Bovary o Clarín, por  La Regenta.

No es cierto, además,  porque hay mujeres buenísimas en novela policiaca, en novela de ciencia ficción, en literatura infantil –con ventas de millones de ejemplares-, en novela histórica, en poesía amatoria o mística, en novela social, en cualquier tipo de novela o ensayo que en muchas ocasiones alcanza mucho más éxito que las de los hombres pero que raramente son reconocidas por ellos,  con la misma intensidad y entusiasmo con que promocionan, critican y aceptan las de sus congéneres. Y es que ni siquiera en lo que hacemos bien, contamos.

Sólo unas cuantas mujeres han logrado pasar a la historia de la literatura, algunas han tenido que cambiarse el nombre para ser no solo aceptadas sino vistas, como Georges Sand; otras poniendo sus asuntos e intereses en manos de sus progenitores, como las hermanas Brontë. Incluso en nuestros días las que han llegado a ser reconocidas (si a reconocimiento oficial y académico nos referimos) lo han sido desde luego mucho más tarde que los hombres y casi siempre una vez están muertas.

Pero ahí siguen las mujeres, no luchando por  un lugar en la Historia sino por expresar lo que sienten y lo que les dicta su portentosa imaginación

 

 

Acerca Redaccion

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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