“Come zanahorias como si fueras conejo”, ha sido un consejo constante de nuestras abuelas a fin de que mantengamos una vista sana, e incluso para evitar la ceguera.
Pero la vitamina A ofrece mucho más aun a nuestro organismo, explicó Jael Martínez Parente, especialista del Instituto Nacional de Nutrición, al explicar que desempeña funciones esenciales en el crecimiento y desarrollo de tejidos, además de ser necesaria para las funciones del sistema inmune (defensa de nuestro organismo) y para la reproducción.
Un bajo o nulo consumo de vitamina A es la causa principal de ceguera, subrayó la experta, sobre todo en niños de bajos recursos; otras afectaciones a la vista es la llamada xeroftalmia, enfermedad caracterizada por la sequedad persistente de la conjuntiva y opacidad de la córnea, así como nictalopía conocida comúnmente como ceguera nocturna.
Durante etapas reproductivas de la vida, su deficiencia puede conducir a fallas sistémicas, caracterizadas por alteraciones en el desarrollo embrionario, aborto espontáneo, y trastornos en la formación de espermatozoides para el hombre.
Por otra parte, su deficiencia disminuye la competencia de nuestro sistema inmunológico (reduciendo el número de linfocitos T circulantes) y la queratinización (protección) de las mucosas que revisten el sistema respiratorio, el tubo digestivo, sistema urinario, piel y el epitelio del ojo.
A fin de evitar lo anterior y tener una ingesta adecuada de vitamina A, la experta en nutrición recomienda el consumo de alimentos de origen animal como hígado, leche y huevo; se encuentran concentraciones muy altas en los aceites de bacalao y de pescado.
También podemos encontrarla en frutas y verduras de color verde oscuro, amarillo y naranja, tales como la zanahoria, naranja, espinaca, camote, melón, papaya, acelgas. En suplementos podemos encontrar esta vitamina en aquellos que contengan vitaminas liposolubles como Centrum y Aderogyl, Pharmaton, entre otros.