“Paso una buena parte de mi vida en los hoteles y me gusta observar su vida secreta, principalmente el ballet de prostitutas, amantes y esposas”, dijo Marc Jacobs, en cuya pasarela había cuatro ascensores situados en el centro de la sala, de donde las modelos salían a desfilar, informó AFP.
Blusas negras, con cuellos en cuero blanco, como encajes, con pequeños guantes de piel, evocaban el uniforme de las camareras de grandes hoteles. El largo de la falda era por debajo de la rodilla, o sino, las modelos vestían minúsculos shorts. Y para la noche, el estilista diseñó vestidos blancos románticos y transparentes.
El equipo de creación se interesó también en “el porno” de los años 1940, con el hotel como el “lugar del escándalo, del adulterio”, pero sin noción de pecado.
“Más bien divirtiéndose”, dijo Jacob, para quien la moda es por definición “un juego de roles en los que se puede inventar personajes”.
Moss fue quien cerró el desfile, vestida con un diminuto short negro y una chaquete en encaje negro, con mangas voluminosas. La supermodelo británica de 37 años posó para los fotógrafos, fumando lánguidamente un cigarrillo.