Ciertas investigaciones han demostrado que una gran cantidad de mujeres muy jóvenes no son capaces de conseguir el orgasmo hasta pasado un tiempo del inicio de su actividad sexual.
Basándonos en que el orgasmo es la sensación de placer máxima, la mujer identifica cuando lo tiene, pues tiene un efecto liberador de la tensión placentera acumulada. La mujer aprende a reconocerlo, aunque no todos son de la misma intensidad.
La mayoría de las mujeres llegan más fácilmente al orgasmo si son estimuladas suavemente en la zona del clítoris y del Monte de Venus, además de otras áreas del cuerpo. Menos del 50% lo alcanza solo por penetración.
Algunas mujeres después del parto tienen mayor cantidad de orgasmos y de mejor calidad. Podría deberse a que después del parto la zona pelviana y vulvar se vascularizan con mayor facilidad y esto permite una mejor capacidad de respuesta orgásmica. En otras, podría disminuir la respuesta o desaparecer por un tiempo, a causa de efectos traumáticos por el parto o cesárea y pasado un tiempo retoman el control de su vida sexual.
Hay reportes de estudios que demuestran que de cada 2 mujeres que son orgásmicas una puede desarrollar la condición de tener varios orgasmos uno tras otro en un encuentro sexual, lo que llamamos multiorgasmia.
Ahora bien, conocer el propio cuerpo es fundamental para entender cómo funciona la excitación femenina y como se puede llegar a alcanzar el orgasmo.
El orgasmo es una liberación de energía y de tensión sexual, la cual es generada cuando el cuerpo femenino se excita y que consta de varias etapas, hasta llegar a ese momento.
La lubricación de la vagina, el crecimiento de la vulva, seguidas de una respiración entrecortada y los latidos acelerados del corazón, son los pasos previos a que una mujer estalle en un orgasmo.
Cuando estos cambios corporales van apareciendo, la tensión sexual se acumula junto con la presión sanguínea en la zona genital, por lo tanto todos estos síntomas se reducen justamente cuando se da lugar al orgasmo y el cuerpo siente esos espasmos que normalizan la circulación de sangre.