Asociaciones sin fines de lucro como Compassion in World Farming, (CIWF) y activistas denuncian que lo que estamos experimentando con la pandemia del nuevo Coronavirus está directamente relacionado con la forma en que tratamos los recursos del planeta, incluida la forma en que nos alimentamos.
En sus investigaciones, ven como la concentración en áreas geográficas específicas, el alto nivel de estrés causado por las condiciones en que se crían y el hecho de ser seleccionados genéticamente con el único propósito de ser más productivos, facilitan el debilitamiento de sistema inmune animal, creando las condiciones óptimas para favorecer la proliferación y propagación de virus y bacterias zoonóticas potencialmente cada vez más virulentas, que pueden ser la causa de epidemias y pandemias.
La última pandemia de coronavirus nos ha enfrentado, por primera vez y sin alternativas, a la gravedad de las consecuencias si no consideramos la profunda conexión que existe entre la forma en que interactuamos con la naturaleza y nuestra propia salud. Las granjas intensivas tienen impactos negativos en el medio ambiente y fuerzan a una gran cantidad de animales en espacios confinados que favorecen la propagación de zoonosis potencialmente peligrosas. Es por eso que el uso de una dieta consciente también puede ayudarnos a preservar nuestra salud
Compassion in World Farming
Compassion in World Farming , trabaja para la protección y el bienestar de los animales criados para la alimentación, habló sobre la relación entre las pandemias y la cría de animales.
En entrevista, La Maestra y activista Laura Bautista explica: “Esta pandemia nos presenta una realidad que no queríamos ver : explotar recursos finitos y que no tenemos que producir de manera infinita no es un modelo posible”.
“La crisis (climática y ahora pandémica) ya está en marcha y debemos cambiar nuestros hábitos cotidianos para volver lentamente a cooperar con la naturaleza, y uno de los primeros pasos es dejar de comer carne y derivados, que son una de las producciones más insensatas y peligrosas para nuestro planeta, creando una cadena de consecuencias que van desde la deforestación salvaje para recuperar espacio para granjas y cultivos para alimentar a los animales, pasando por la contaminación atmosférico, suelo y agua causados precisamente por la cría y producción de estos alimentos”, explica la activista vegana.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, tres de cada cuatro de las nuevas infecciones y enfermedades virales provienen de animales, y una de cada cinco infecciones resistentes a antibióticos es por microbios en alimentos y animales; Además, el tema del riesgo también aumenta con el aumento en el número de animales y la densidad a la que se crían (es decir, el espacio disponible para cada animal individual).
Mantener a los animales encerrados a altas densidades no puede representar la solución porque ninguna protocolo de bioseguridad puede garantizar un riesgo cero de contaminación, en otras palabras, no puede estar absolutamente seguro de que los patógenos no se dispersen afuera. En el caso de la gripe aviar, por ejemplo, un estudio reveló la presencia de virus fuera de los cobertizos que albergaban animales infectados.