Ellas.mx.- La depresión posparto puede presentarse a partir del momento en que el bebé tiene dos semanas de nacido hasta que cumple el primer año de vida. Es por ello que resulta fundamental que una mujer busque ayuda lo antes posible cuando sospecha que sufre de depresión posparto.
Las mujeres con mayor riesgo de depresión posparto son aquellas que sufrieron de depresión durante el embarazo o que ya tienen antecedentes de depresión posparto. Existen también otros factores que pueden aumentar el riesgo de una mujer de sufrir depresión posparto, tales como la presencia de complicaciones durante el embarazo o el parto, un resultado inesperado con el nacimiento, un bebé con muchas necesidades y tener expectativas irreales sobre la maternidad. Además, la posibilidad de sufrir depresión posparto igualmente puede aumentar debido a otros problemas no directamente relacionados con el embarazo o con el parto, entre ellos, problemas con el marido, la pareja u otro familiar, dificultades económicas o falta de un sistema de apoyo social.
Las madres nuevas por lo general muestran una amplia variedad de emociones en los primeros días y semanas después del nacimiento del bebé. Los cambios de humor, los llantos, la ansiedad y la dificultad para dormir son muy normales después de la llegada del bebé y dichas respuestas emocionales, sobre las que a menudo se dice que la persona tiene “un poco de depre”, normalmente empiezan dentro de las primeras dos o tres semanas después del nacimiento del bebé y pueden durar hasta dos semanas. Sin embargo, cuando los síntomas sobrepasan las dos semanas, especialmente si con el tiempo empeoran en lugar de mejorar, entonces se considera que la afección es una depresión posparto.
Aunque no se ha descubierto alguna causa clara para la depresión posparto, posiblemente se deba a una combinación de fluctuaciones hormonales, falta de sueño y cambios grandes en el estilo de vida que vienen con el nacimiento del bebé.
Es fundamental que la mujer con depresión posparto reciba tratamiento, sobre todo si tiene problemas para realizar las tareas cotidianas o dificultad para crear vínculos con el recién nacido. El tratamiento por lo general implica hablar acerca de los sentimientos y las dudas con un proveedor de atención obstétrica o de salud mental, como un psiquiatra o psicólogo que sepa sobre la depresión posparto. Los medicamentos antidepresivos también pueden ayudar y varios de ellos son seguros para las madres que amamantan, de modo que los fármacos no interfieren con la lactancia.
Hacer cambios en el estilo de vida también puede ayudar en la recuperación. Comer sano, evitar el alcohol, hacer ejercicio con regularidad y dormir suficiente pueden mejorar el ánimo y aliviar algunos síntomas de la depresión posparto. Además, se puede consultar con el proveedor de atención médica para saber si existen en la comunidad grupos de apoyo para madres recientes o redes para padres de familia.
Igual que en su caso, a veces es difícil para los familiares plantear el asunto de la depresión posparto a una mujer allegada que acaba de dar a luz. No obstante, si usted cree que su ser querido enfrenta emociones difíciles después de algunas semanas de haber tenido el bebé, motívela a hablar con el proveedor de atención médica. El tratamiento oportuno de la depresión posparto puede hacer una gran diferencia en la madre y en la familia que formó.