Entre más pequeños aprendamos un idioma, ¡mejor!

Mundodehoy.com.- ¿Recuerdas cuál fue la primera palabra que dijiste en tu vida?, ¿aún tienes en mente el instante en que tu hijo o sobrino expresó su primera palabra?

Aunque los padres son capaces de describirlas con lujo de detalle, nadie es capaz de recordar sus experiencias de bebé, ya que el proceso de hablar un idioma representa una meta gigantesca que se alcanza a medida que se desarrolla el cerebro, el que desde muy temprana edad convive con un mundo lleno de estímulos.

El aprendizaje de sonidos y fonemas se produce desde nuestro primer contacto con el exterior.

De acuerdo con Patricia Kuhl, Co-directora del Instituto para el Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington, el aspecto más relevante del cerebro de un niño es el hecho de las múltiples conexiones (sinapsis), las cuales participan en la formación de conocimiento durante los primeros años de vida hasta los tres años de edad. Dichas conexiones son las responsables del almacenaje y aprendizaje de una gran cantidad de información proveniente de nuestra interacción con el mundo.

Los avances científicos han permitido determinar que la estructura del lenguaje va acorde con la repetición de los sonidos que nuestro círculo más cercano nos refuerza. Estos procesos se almacenan de manera automática de tal forma que, al volver a escuchar o ver un mismo estímulo, los puentes neuronales se fortalecen y con ello el cerebro continúa su crecimiento.

Entre más pequeños aprendamos un idioma, ¡mejor!

Uno de los aprendizajes más significativos del ser humano es el lenguaje, el que comienza incluso antes de que vayamos a la escuela. Se compone de bloques llamados consonantes y vocales que al unirse crean palabras. Si bien cada lenguaje utiliza una serie de bloques diferentes, según Kuhl, los pequeñitos son capaces de distinguir las diferencias entre éstas e inconscientemente van reforzando su lenguaje con el hecho de escuchar a sus padres o mientras juegan con otros niños.

Por lo tanto, mientras más temprano se exponga a los niños a nuevas lenguas en escenarios seguros y en coordinación con su edad, el proceso de aprendizaje de un idioma adicional a su lengua madre, resulta natural. En este sentido, Sarah Reid, Senior Teacher of Training and Professional Development, del programa “Learning time with Shaun & Timmy”, sostiene que algunos de los beneficios más relevantes de aprender un segundo idioma desde los primeros años de vida, es la confianza seguridad que el menor adquiere al hablarlo, imitándolo a través de juegos y experiencias, con un ritmo y fluidez propias de las conexiones neuronales que se van creando.

Aprender jugando y el poder de las historias

Si bien los padres de niños entre dos y seis años suelen pensar que los juegos son simplemente para entretenerse, ayudan a que en tejan historias e imaginan otras tantas, lo que constituye valiosas experiencias de aprendizaje que favorecen un desarrollo integral en lo emocional, social y cognitivo.

Un entorno seguro que establezca una experiencia positiva para los pequeños, contribuye a que desarrollen un nuevo conocimiento sin estrés. “Cuando los niños están en sus primeros años, es fundamental que reconozcan sonidos. Durante ese proceso las calificaciones o la comparación del aprendizaje entre menores no funcionan, pues cada niño es único, por ello el proceso debe ser gradual y depende del entorno.

Además, es importante contar con profesionales calificados que permitan al menor ser el principal actor en su toma de decisiones y para que al mismo tiempo sean guiados para incitar su exposición a un segundo idioma”, explica Sarah Reid, “en los niños más pequeños el principal objetivo no es que repitan las palabras que escuchan, sino que se mantengan expuestos al idioma, ya que al escucharlo de repetidas veces los niños lograrán una mejor pronunciación, lo que les genera más confianza para hablarlo”.

Uno de los programas que conjuga los elementos anteriores en una experiencia única de aprendizaje es el programa “Learning Time with Shaun & Timmy” del British Council, en el que los personajes de Aardman Animations, Shaun, la oveja, y el cordero del rebaño, Timmy, acompañan y exponen a los niños a situaciones cotidianas que les fomentan la articulación y escucha de fonemas en inglés, todo a través de historias y juegos.

“Sabemos la importancia de garantizar a los padres que sus hijos tengan el mejor inicio en el conocimiento de un segundo idioma, pues de esta forma se hace al aprendizaje algo valioso. La exposición natural al inglés no sólo se facilita por los juegos, sino también por las dinámicas, el seguimiento y los espacios que están totalmente diseñados para niños de entre dos y seis años”, agrega Reid.

 1,2,3… ¡let’s play!

Algunos de los beneficios del juego son:

• Fortalece la adaptación social del niño.

• Permite que el pequeño se exponga a situaciones naturales acordes a su edad.

• Refuerza su sociabilidad con otros niños.

• Estimula el aprendizaje y creatividad.

• Permite que aprendan a resolver problemas provenientes de la socialización.

 “Born to learn: Language, Reading, and the brain of the child”, disponible en:

http://www2.ed.gov/teachers/how/early/earlylearnsummit02/kuhl.doc


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Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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