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En su edición de 2013, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara nos ha situado no sólo en el fascinante universo de los libros, sino en asuntos críticos para la humanidad, como es el de la guerra y la paz en Medio Oriente.
En efecto, la presencia de Israel como país oficial invitado en esta ocasión motivó que esta magna reunión entre editores, libreros y lectores volteara la mirada hacia la confrontación actual entre ese país y Palestina. En este sentido, algunos eventos avivaron la reflexión en torno a esta tan preocupante y prolongada situación que no ha encontrado una situación definitiva.
El reconocido escritor y pacifista israelí David Grossman estuvo presente en varias actividades de la FIL, entre ellas, la presentación de un par de libros y también conversando sobre su obra. Su participación más destacada, sin embargo –y, de hecho, uno de los eventos centrales de la FIL–, fue la charla que sostuvo con el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa. La conversación giró en torno a la literatura, pero no dejó de lado la política. Ahí, el israelí señaló: “¿Qué se necesita para que haya paz entre nosotros y los palestinos? Yo creo que los palestinos deben tener su propio Estado independiente, libre y soberano, tienen el derecho”. Y añadió que desea que los palestinos “tengan una vida normal, que no sean humillados como bloques, que no sientan la carga de la ocupación que yo considero, que si yo estuviera en este tipo de ocupación, mi vida sería un tormento”.
David Grossman se ha caracterizado por su postura antibélica y, en esa medida, por sus críticas al gobierno de su país. Su obra, que abarca novela y ensayo, ha sido marcada por la situación de guerra que vive el Medio Oriente, por vivencias e historias dolorosas tanto para la región como para él mismo. Su hijo Uri, de 20 años, murió en 2006 en una acción militar en el sur de Líbano.
Pero prefiero que las palabras de David Grossman nos describan lo que se vive en esta zona geográfica tan violenta, tal cual lo expresó en una entrevista que le hizo un diario de Guadalajara:
“Vivir en Israel es vivir en medio de una carga de dilemas morales, existenciales, es estar con problemas en todo momento y estar con miedo por los continuos ataques. […] El Medio Oriente es impredecible, es violento, se tiene un ejército fuerte, pero eso sólo es una parte de la forma como se busca la solución, no hay contacto entre la gente, entre los pueblos y es necesario que haya más contacto económico, social, deportivo […] En este momento Israel y Palestina son enemigos, pero creo que al ponerte en la posición del otro nos deja ver cómo somos nosotros, nuestra brutalidad, nuestra crueldad, la forma en cómo nos comportamos con el otro. […] Ahora que estoy en la Feria del Libro me doy cuenta que la mayor parte de mi vida estoy solo, encerrado en un cuarto, en mi privacidad, eso es algo que nunca me podré explicar, cómo algo que escribo encerrado, estando yo solo, puede tocar los corazones de personas que están muy lejos…”.
En esta FIL se realizó también un encuentro conmovedor y estrujante, que fue el que sostuvieron Shimon Peres, presidente de Israel, y Felipe González, expresidente español, donde se avizoró una posibilidad de sentar las bases para una paz duradera en esos territorios. Ojalá así ocurriera y se abra un nuevo horizonte entre dos naciones que podrían ser amigas, como ellos lo sostuvieron: “Cada año la comunidad internacional considera un éxito que israelíes y palestinos negocien, pero las negociaciones no deben ser el objetivo. El objetivo debe ser la paz”, afirmó Felipe González, mientras Peres aseguró: “La victoria real será la paz, no sólo las victorias militares…”.
Otro espacio muy interesante dentro de la FIL en este sentido fue la presentación de la serie Por una educación para la paz, que aborda temas como la tolerancia, el respeto a los derechos humanos y la justicia social.
De igual forma, en otros foros del programa general surgió el asunto ineludible de la guerra y su estela de violencia y de muerte, pero sobre todo voces que unánimemente exigen respeto, tolerancia y paz en esa zona tan convulsionada y de la más alta preocupación en todo el mundo.
En fin, que los libros nos acercan e invitan a superarnos como seres humanos y también conminan e impulsan a las naciones a prosperar, bien se trate de las libertades, la justicia, la democracia y, desde luego, la paz.
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