La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más frecuentes, ya que afecta a casi el 2% de nuestra población y constituye la primera causa de consulta en los servicios de Neurología, debido a que es una enfermedad crónica que requiere atención médica por tiempo prolongado.
La epilepsia ha estado rodeada de mitos desde tiempos muy antiguos, considerada desde entonces como enfermedad sagrada, castigo divino, posesión demoniaca o brujería , dando a lo largo de la Historia ejemplos vergonzosos de discriminación y agresión hacia los enfermos con epilepsia, como quemarlos vivos durante la Edad Media. Es un hecho que la mala información acerca de la enfermedad ha mantenido estos conceptos erróneos, que además de la cronicidad del padecimiento han conducido a reacciones emocionales muy intensas cuando la persona y su familia reciben este diagnóstico. Se establece en ese momento un proceso de duelo ante la pérdida de la salud, manifestado inicialmente por incredulidad y negación de que ese sea realmente el problema, luego sucede el enojo con la familia, los médicos y la vida en general , la negociación de cómo se llama la enfermedad, del tratamiento y las restricciones necesarias para lograr mejores resultados, la depresión ante lo inevitable y finalmente la aceptación y el afrontamiento adecuado. Muchos pacientes transitan entre estas etapas sin llegar a aceptar la enfermedad y mantienen un estado de depresión e irritabilidad, además de la ansiedad que provoca lo impredecible de la presentación de las crisis, todo lo cual amerita la participación del psiquiatra para dar el tratamiento adecuado del estado emocional alterado.
Por otro lado, la epilepsia originada en el lóbulo temporal, caracterizada por crisis de desconexión, se acompaña de un estado depresivo en una alta proporción de casos, más allá del que resulta de la reacción a estar enfermo. Se ha relacionado esta alta frecuencia de depresión a las descargas eléctricas anormales en el área denominada cerebro emocional, que es un circuito que conecta diferentes partes del cerebro ligadas a las emociones. El tratamiento de la depresión, ya sea por este motivo o por la reacción ante la enfermedad, mejora el apego del paciente a su tratamiento antiepiléptico así como la calidad de vida, pues el control es más adecuado.
Alrededor de la cuarta parte de los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal que no tienen un buen control, presentan a la larga alteraciones de la personalidad: se vuelven insistentes, demandantes, muy apegados a la religión, con un discurso que tarda en llegar a meta, tienen tendencia a escribir muy detalladamente sus ideas y a molestarse fácilmente cuando sus demandas de atención no son satisfechas. Es frecuente también la presentación de cuadros de psicosis, con ideas fuera de la realidad y la presencia de alucinaciones visuales y auditivas que modifican el comportamiento, a lo que se le denomina psicosis por la epilepsia, que amerita tratamiento con medicamentos antipsicóticos.
En este grupo de pacientes, la frontera entre la Neurología y la Psiquiatría es muy sutil, por lo que la adecuada atención de estos problemas se debe hacer en conjunto, para lograr un mejor control tanto de la epilepsia como de las complicaciones psiquiátricas.
Dra. Lilia Núñez Orozco, Jefe del Servicio de Neurología del CMN 20 de Noviembre
Puede consultar tambien esta nota en la versión digital del Suplemento Impreso LaSalud.mx publicado en Milenio Diario en Septiembre del 2013 en http://issuu.com/grupo-mundodehoy/docs/lasalud_-_sept2013