Con el tema designado por la ONU para este 2013: “Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres”, este mes estamos de manteles largos, para celebrar la lucha de cientos de mujeres que han luchado por su género y de miles que lo siguen haciendo día a día en cada una de sus actividades, dejando siempre lo mejor de sí.
El camino no ha sido fácil desde aquellas épocas en que no se nos permitía siquiera caminar junto al hombre sino algunos metros detrás de sus pasos, aunque lamentablemente sigue sucediendo en algunas comunidades pues aún hay mucho por hacer, hasta que ninguna mujer muera lapidada o sea encarcelada después de haber sido víctima de abuso sexual.
Efectivamente hay mucho, muchísimo por hacer, en lugares tan distantes como Somalia o a sólo algunos kilómetros en la ciudad. Pero vale reconocer la increíble labor que se ha realizado en solamente un fragmento de nuestra historia, en poco más de cien años de lucha contra siglos enteros de un dominio casi absoluto.
Así, el 8 de marzo se conmemora en cualquier rincón del mundo el Día Internacional de la Mujer, celebrando los logros de su lucha por la participación, la equidad, la libertad de elección y de opinión, la justicia de género y un desarrollo íntegro como persona.
En 1977 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Aunque el precedente tuvo lugar en Europa en 1911, celebrándose por primera vez un día destinado a reconocer a la mujer. En semejante fiesta se manifestaron más de de un millón de mujeres y hombres en esa primera celebración en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, extendiéndose desde entonces a numerosos países.
Los partidos socialistas de Europa y Estados Unidos habían establecido anteriormente un Women´s day anual en mayo de 1908 para promover el derecho al voto y la reivindicación de las trabajadoras, pugnaban esencialmente por el sufragio femenino y rechazaban la esclavitud sexual. Sin embargo, los países de Latinoamérica se unieron a la celebración hasta la década de 1980, como consecuencia de la I Conferencia Mundial sobre la Mujer, efectuada en México en 1975 (Año Internacional de la Mujer).
Ese año fue un parte aguas para nuestro país, no sólo por ser sede de magno evento, sino porque gracias a una modificación constitucional los logros de la lucha de la mujer mexicana se hacían palpables. Y con enorme satisfacción leía en la Carta Magna: “el varón y la mujer son iguales ante la ley, ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Toda persona tiene derecho de decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número de hijos que desea tener”, situación impensable en años anteriores.
Pues pese a que la Constitución Política de 1917 concedía a al hombre y a la mujer las mismas garantías individuales, no fue sino hasta 1947 cuando se otorgó el voto femenino para los comicios municipales y, finalmente, en 1953 por primera vez la mujer mexicana ejerció su derecho al voto en elecciones federales. Con el movimiento del 68 y la constante participación ciudadana, la mujer mexicana pudo ir en busca de nuevas conquistas que mejoraran su calidad de vida, momento desde el que no dio ni un paso atrás.
“La participación plena y equitativa de las mujeres en la esfera política y económica es fundamental para la democracia y la justicia que exige la población. La igualdad de derechos, los derechos a la herencia y la igualdad de oportunidades son la base de economías y sociedades saludables…
…en el Día Internacional de la Mujer, y todos los días, reafirmemos nuestro compromiso con los derechos de las mujeres y avancemos con valor y determinación. Defendamos los derechos humanos, la dignidad y el valor inherentes a las personas, y la igualdad de derechos para los hombres y las mujeres” Michelle Bachelet, ONU Mujeres.
¡Feliz día para todas!