La investigación, realizada entre estudiantes de secundaria, encontró que los adolescentes eran más propensos a engordar si pasaban tiempo con amigos que pesaban más que ellos. Sin embargo, lo opuesto también sucede para los estudiantes con amigos más delgados.
Los investigadores apuntaron que los hallazgos podrían ayudar a los expertos a combatir la obesidad, al menos entre los adolescentes.
“Estos resultados pueden ayudarnos a desarrollar mejores intervenciones para prevenir la obesidad. No debemos tratar a los adolescentes de forma aislada”, señaló en el comunicado de prensa de Loyola, el autor del estudio David Shoham, profesor asistente en el departamento de medicina preventiva y epidemiología de la Escuela de Medicina Stritch de la Universidad Loyola de Chicago.
Los investigadores tenían como objetivo determinar si la obesidad en grupos de amigos se debía a influencias sociales o si las personas simplemente buscaban la amistad de personas similares a ellos, y esto incluía también su peso.
Para responder esta pregunta, los investigadores recopilaron información de estudiantes de dos grandes escuelas de secundaria durante dos años escolares. Jefferson High, ubicada en una zona rural con mayoría de población de estudiantes blancos. La segunda escuela, llamada Sunshine High, urbana y población tanto racial como étnicamente diversa.
Los investigadores analizaron las respuestas de más de 600 estudiantes de Jefferson High y 1,151 estudiantes de Sunshine High. A los adolescentes se les preguntó por su peso, amigos, deportes y la cantidad de tiempo que pasaban frente a la televisión, computadora o videojuegos. Los investigadores también calcularon el índice de masa corporal de los estudiantes.
La forma en que los estudiantes elegían inicialmente a sus amigos sí desempeñaba un papel en cómo la obesidad se concentraba en agrupaciones sociales.
Por ejemplo, un estudiante de Jefferson High con amigos delgados tenía una probabilidad de 40% de perder peso y una probabilidad de 27% de ganarlo. Por otra parte, los investigadores encontraron que un estudiante que estaba cerca del sobrepeso y con amigos obesos sólo tenía una probabilidad de 15% de perder peso, pero una probabilidad de 56% de ganar más peso.
La moraleja: Al momento de desarrollar estrategias para prevenir o tratar la obesidad entre los adolescentes se debe tomar en cuenta las redes sociales de una persona.
El equipo de Shoham apuntó que el estudio estaba limitado por su dependencia de los datos proporcionados por los propios estudiantes y la incapacidad para evaluar directamente cómo se crea y mantiene la amistad. Agregaron que los datos del estudio también se recopilaron hace más de una década, antes de la llegada de Facebook y del fuerte aumento de los índices de obesidad infantil.
Dada su naturaleza observacional, el estudio sólo puede mostrar una relación entre amigos y el aumento de peso; pero no probar una relación de causa y efecto. Y, “desde luego, ningún estudio debería considerarse nunca como concluyente y nuestro trabajo en el futuro tratará de abordar muchas de estas limitaciones”, apuntó Shoham.
El estudio aparece en la publicación reciente de PLoS ONE.
Fuente: Loyola University.