Dietas crash

Vacaciones, nuevo empleo, regreso a clases o la boda del año son algunas de las miles de razones de peso para perder unos cuantos kilitos de más… ¡en unos cuantos días! Usted puede encontrar la manera de llevarlo a cabo, sin saber que pone en riesgo su salud, ¿por qué?

Término acuñado en Estados Unidos, las crash diets o dietas de choque actúan eficazmente en la reducción rápida de medidas y peso, aunque algunas de ellas vayan en contra de la principal regla de la buena nutrición: seguir dieta balanceada que incluya variedad de alimentos. Así es, este tipo de regímenes basan sus logros en enfatizar un solo alimento o categoría, lo que supone fuertes restricciones nutricionales y, en consecuencia, poner en riesgo la salud.

¿Cómo se balancea la alimentación? De acuerdo a lo que sugiere la Medicina, el aporte nutricional diario debe ser:

•50 a 60 por ciento de hidratos de carbono (arroz, cereales y pastas, entre otros).

•30 por ciento aceites y grasas.

•10 y 20 por ciento proteínas (carnes, pescado y lácteos).

De manera que si no se consumen productos de cada grupo alimenticio habrá descompensaciones con efectos que pueden ser considerables. Los siguientes son ejemplos de lo que algunos “profesionales” ofrecen y sus consecuencias:

Dietas altas en proteína

Acentúan el consumo de alimentos como carne, huevos y queso, productos ricos en proteínas, pero también en grasas saturadas, lo cual eleva el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón y varios tipos de cáncer. Igualmente se restringe la ingestión de hidratos de carbono importantes, como azúcar, cereales, granos, frutas y verduras, hecho que permite rápida pérdida de líquidos pero interfiere en la quema de grasas en el cuerpo. Finalmente, algunas personas cuentan con una capacidad disminuida para procesar proteínas en exceso, lo cual eleva el riesgo de trastornos en el riñón e hígado, así como desarrollar osteoporosis.

Si usted se pregunta sobre su efectividad, le diremos que si se sigue al pie de la letra es eficaz para perder 3 a 5 kilos en 2 semanas, pero no debe prolongarse por más tiempo, ya que ganará más peso del que pudiera perder, puesto que las células grasas se habrán regenerado y habrán creado resistencia.

Dietas cetogénicas

Consisten en el mayor consumo de grasas y menor de proteínas e hidratos de carbono, siendo estos últimos la fuente de energía del organismo; el efecto de este régimen radica en que al disminuir la cantidad de “combustible” lo busca a través de las grasas y las “quema”, propiciando que por unos días se pierda peso, pero habrá otro tipo de consecuencias, como la producción de cetonas, que son sustancias que aumentan la acidez de la sangre, con repercusiones en el aparato respiratorio.

Seguirla durante más de 10 días traerá otros trastornos clínicos importantes, por ejemplo, colesterol y ácido úrico altos, falta de vitaminas, hierro, calcio, bajas defensas y, en ciertos casos, pérdida de la conciencia que requerirá hospitalización.

Dietas con base en fibra

Se obtiene al comer abundantemente frutas, teniendo como resultado la pérdida de varios kilos rápidamente, a costa de ocasionar diarrea intensa, flatulencia (gases intestinales) y disminución notable de nutrientes, además de que por ser baja en proteínas promueve el desgaste de músculos y tejidos si se sigue por más de 10 días.

Dietas monotemáticas

Con la finalidad de desintoxicar al organismo y hacerle quemar grasa, se consume un solo alimento durante 2 ó 3 días a la semana; ejemplos hay cientos y con resultados inmediatos, ya que diarrea y deshidratación generan baja en talla, pero la falta de nutrientes se reflejará como lo hemos mencionado.

No debemos perder de vista que dietas como las mencionadas sí harán que se disminuyan kilos y tallas, principalmente por la pérdida de líquidos y glucógeno (azúcar que se almacena en músculos e hígado), además de un poco de grasa. Sin embargo, lo que consideramos que hemos “ganado” se perderá en salud, ya que en unos cuantos días serán notorios cansancio, dolor de cabeza, insomnio, cabello quebradizo, uñas débiles, piel apagada, nerviosismo y mal humor, entre otros síntomas; y qué decir si se siguen por más de lo estipulado: envejecimiento prematuro, anemia, desajustes hormonales, mal funcionamiento de los riñones, trastornos de la digestión (estreñimiento o diarrea), lentitud en el metabolismo (proceso bioquímico en el que se transforman los nutrientes en energía), entre otros.

Por si lo anterior fuera poco, rápidamente se recuperan los kilos perdidos, puesto que al volver a la dieta habitual nuestro cuerpo asimila muy rápidamente todo aquello de lo que se le ha privado (azúcares, grasas, carbohidratos, etc.), aunque se coma poco; asimismo, habrá efecto de rebote, ya que la baja de velocidad del metabolismo hará que cualquier cosa que se ingiera se procese lentamente y se suba de peso, siendo ahora más difícil perderlo.

Es cierto que habrá ocasiones en que haya necesidad de bajar el peso que nos sobra rápidamente, pero las prisas no nos llevarán a buen término. La mejor manera de lograrlo es con tiempo, contemplando alimentación balanceada, ejercicio y mediante disciplina. Por ejemplo, una dieta rica en frutas y verduras, granos integrales, y productos lácteos bajos en grasa o sin grasa, en combinación con la práctica regular de actividad física, facilita el mantenimiento de peso adecuado.

Acerca Redaccion

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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